jueves, 8 de diciembre de 2016

UNA RESPUESTA A URIBE. Tratando de entender (62)

tomado de el espectador  19 ABR 2016 - 1:42 PM


Luego de que lo señalara de ser enviado del Eln, el activista Moritz Akerman —padre de Yohir, columnista de este diario también acusado por Uribe— invita al expresidente a “construir puentes de entendimiento” con el presidente Santos.
Por: El Espectador




El trino del expresidente Uribe en el que acusa a Moritz Akerman de ser "enviado del Eln", en una tanda de acusaciones contra su hijo Yohir por una columna en este diario.


En días pasados, y luego de que el senador del Centro Democrático Álvaro Uribe Vélez lanzara una andanada de acusaciones por una columna de su hijo Yohir en este diario, Moritz Akerman decidió responder al expresidente.

No lo hizo, sin embargo, en el mismo tono. Si bien explicó su participación política en la izquierda democrática, prefirió invitar al expresidente y a su grupo político a sumarse a la posibilidad de paz, desde sus propios intereses y pensamiento.

Días antes, su hijo Yohir contestó en su columna a las acusaciones injuriosas de Uribeseñalándolos a ambos de ser miembros de ese grupo armado.




Este es el texto de la misiva enviada a Uribe Vélez:

Respetado doctor Uribe:

Me dirijo a usted no por el temor que podría generar su acusación por twiter de que soy enviado del Eln, o de que mi hijo es un miembro del mismo, organización insurgente que practica el terror como forma de lucha que he condenado durante toda mi vida política. Terror rechazado por todos los colombianos.

Creo que usted debe saber que fui comunista (hijo de Bolchevique venido a América a desarrollar las luchas sociales que tuvieran por fin una sociedad más igualitaria… pero que resultó en el totalitarismo propio del comunismo y de otras tantas versiones).

Salí del Partido Comunista por mis críticas al totalitarismo soviético y explícitamente, por mí critica a la lucha armada y a las Farc. Tal vez, si algo es cierto es que, fui el primer izquierdista que escribió públicamente que la lucha armada, las guerrillas todas, no sólo iban a destruir el movimiento social-democratizador (incluido el P.C.) sino que, amenazaban la democracia misma. En mi opinión, eso paso.

Pero no es esa discusión la que quiero desarrollar en esta carta. Quiero aprovechar el desencuentro con usted, para insistir en mi convicción de que el trabajo y concertación por la paz de los colombianos no se logrará efectivamente sin su personal comprensión y participación en su construcción. Como también la de su movimiento el Centro Democrático.

Gran parte de las posibilidades de paz de hoy, se deben a su Gobierno y a sus esfuerzos personales porque las guerrillas se percataran de cuán lejos estaban de amenazar realmente el poder. Y de cuánto perjudicaba su accionar al propio movimiento social. No he podido entender, por tanto, su rechazo a un proceso de paz negociada que reivindica sus esfuerzos en la seguridad. Conozco personalmente de usted su disposición y admiración para retomar el modelo del proceso de paz del expresidente Belisario Betancur. Ese modelo era más laxo en temas de justicia que el actual.

Y sí. Sé que, en ocasiones, el presidente Juan Manuel Santos y algún otro negociador han confundido las críticas a determinados procederes en la negociación, poniendo a los críticos como enemigos de la paz negociada. Pero quién no, siendo presidente de un país tan inestable y cambiante, puede asegurar que nunca ha descalificado a la oposición. ¡Menos que nadie usted! Pero igualmente sé de la profunda convicción que asiste al presidente Juan Manuel Santos para buscar su comprensión y compromiso constructivo en este difícil proceso.

Expresidente Uribe: usted tiene todo el derecho de criticar y defender los intereses de ganaderos, terratenientes y aún algunos industriales, que sienten temor de una izquierda tan primaria, como la colombiana. Usted debe encabezar y fortalecer las posiciones de la derecha democrática. Ni más faltaba. Esa es la democracia.

Pero eso no niega que con el gobierno de Juan Manuel Santos usted pueda construir, todavía, puentes de entendimiento que hagan del proceso La Realidad Irreversible: que los colombianos de todas las vertientes políticas no vuelvan, nunca jamás, a utilizar la violencia para imponer sus ideas o defender sus intereses económicos o políticos.

Aún más, los que abrigan la ilusión de una victoria sobre el uribismo (o viceversa) como condición para ahí sí pactar, deberían recordar la frase del general Wilhelm Von Paulus (quien comandaba las tropas nazis contra la Unión Soviética, en la pretendida victoria que Hitler vociferaba sobre Stalingrado: “Y otra victoria como ésta y la patria está perdida”. Lo peor que nos puede pasar es dejarnos arrastrar por un fanatismo delirante.

Como diría el padre del teatro del absurdo, Ionesco: “las rinocerontitis mas diversas, de derecha a izquierda, constituyen las amenazas que pesan sobre la humanidad [Colombiana] que no tiene tiempo de reflexionar, de recuperar su lucidez…” ¡Usted sí que puede ayudar a recobrar la lucidez en paz de los colombianos!

Voté por usted para su primera Presidencia; defendí el referendo. Me opuse a su reelección. Pero aún más, pese a su irascibilidad hay (debajo de ella) en usted un seguro trabajador por la seguridad, base de la reconciliación de todos los colombianos: no deje que las apariencias y menos la política minúscula, traslapen su condición de estadista y de constructor de Paz. ¡Colombia lo agradecerá!

Atentamente,

Moritz Akerman





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