lunes, 12 de diciembre de 2011

LAS FALSAS DESMOVILIZACIONES A LA LUZ DE LA LEY 1424 de 2010 (AJGF)

        
Algunos interrogantes


Es evidente que no todo  fue transparente en las desmovilizaciones de grupos de autodefensa, y que estas en algunos casos no solo fueron  desmovilizaciones de autodefensas o paramilitares, sino también que quienes se desmovilizaron en algunas ceremonias fueron narcotraficantes, delincuentes comunes, simples pandilleros y hasta desempleados que fueron inducidos a posar de combatientes con la promesa de obtener algunos beneficios económicos, pero a su vez para mostrar  por parte de los que los propiciaron,  una cifra inflada,  engañando a la opinión publica y a la comunidad internacional, (que no al Estado)  con una masa superior a la real.  

Por ejemplo, tan poco transparente fue todo, que poco se sabe de los acuerdos a los que se llegaron en las mesas de negociación de Ralito, entre los miembros del paramilitarismo  y El Gobierno Nacional, representado directamente por un delegado directo del Presidente de la Republica de ese entonces, que permanecen en el mas completo misterio. Solo se sabe que cualquier acuerdo al que hubieran llegado, fue incumplido.

Hoy se sabe de desmovilizaciones ficticias a tal punto,  que como en el caso de un supuesto grupo guerrillero,  ven próximos a salir a sus llamados “dirigentes” de Justicia y Paz, y a  sus miembros “desmovilizados” excluidos de recibir los beneficios administrativos que se confieren a los desmovilizados en virtud de los acuerdos de paz.  En resumen,  la justicia va llegado a la conclusión de que ocurrió un  apabullante Falso Positivo.  A alguien se le desbarató el plan, algo no funcionó. Y hoy va apareciendo poco a poco la realidad de lo que aconteció efectivamente.

Esto no es lo grave.  Lo que si es verdaderamente preocupante es que va a pasar con aquellas personas que se desmovilizaron como combatientes sin serlo,  que asumieron una pose impuesta a las carreras por personas que, al parecer de común acuerdo con algunos funcionarios, o por su propia voluntad los indujeron a aparentar lo que no eran.

Hoy estos falsos desmovilizados pagan las consecuencias, pues quedaron con su antecedente criminal que por mas que no quieran, funciona como un estigma imborrable, que siempre los acompañará pues la sociedad colombiana es indolente e intolerante.  

Que tristeza que tantos colombianos acaben fungiendo de violadores de los derechos humanos, sin serlo realmente.

Pero entonces a raíz de estos hechos surgen varios interrogantes y es prudente, cuanto antes,  ambientar una discusión o debate al respecto: ¿Que podrán decir estas personas frente a los mecanismos de verdad  no judiciales (llamémoslos “no judiciales” aunque el termino para nada es claro ) que se ven venir con la aplicación de la ley 1424 de 2010?

¿Cómo podrán los falsos desmovilizados aportar a la construcción de la verdad histórica y a la reparación de algo en lo que no participaron, que no conocieron y que en algunos casos seguramente también son victimas?

No les queda sino dos caminos.  O contar su triste realidad y aceptar que nunca fueron parte del grupo armado lo cual es lo lógico, lo debido, lo que se esperaría de ellos; o montar su película, inventar una historia, decir mentiras, falseando la verdad histórica que se pretende construir con los mecanismos de búsqueda de la verdad judiciales de la ley de Justicia y Paz y los de búsqueda de la verdad “no judiciales” de la ley que pretende darles salidas a los que incurrieron únicamente en los delitos que inicialmente se iban a amnistiar de acuerdo con la ley antes de los fallos de la Corte Constitucional , o sea para el concierto para delinquir, el porte de uniformes y armas de uso privativo de las Fuerzas Militares y de radios o medios de comunicación restringidos.  

¿Que podrán decir estas personas que nunca fueron parte del grupo armado en el que se desmovilizaron,  distinto a que solo fueron parte del concierto para delinquir  momentos antes de la desmovilización y que nunca portaron uniformes o armas o radios de comunicación?  ¿qué su único delito como parte del grupo fue prestarse para engañar al estado y a la sociedad posando como combatiente al momento de una desmovilización?  Y ¿que pasará con los beneficios que les ha otorgado el estado?   Se los seguirá otorgando a sabiendas de que no fueron combatientes?  ¿Los tendrán que devolver, o por el contrario, los tendrán que restituir los que tramaron la farsa y los arrastraron a ellos a estos problemas que ni así se podrán solucionar? 

La respuesta mas lógica a estos interrogantes pareciera ser que los falsos desmovilizados deberían contar la verdad, desde luego diciendo que fueron reclutados para el momento de la desmovilización,  y no deberían  recibir  mas los beneficios que otorga la ley por ello y además también debieran devolver los beneficios que indebidamente recibieron del Estado.    

Pero, en honor a la verdad, esta situación no es culpa de ellos.  La única salida posible es contar la verdad y afrontar las consecuencias.  Alguien debe  responder por tal  engaño, por tal adefesio.   Quien lo permitió? Quien lo prohijó?   La responsabilidad es evidentemente, ya no del Estado, sino de los funcionarios que estaban al frente de  estas desmovilizaciones, por omisión en los necesarios controles que se debieron tener, puesto que implicaba el manejo  y la disposición de dineros públicos  en grandes cantidades y además que era completamente previsible que estas situaciones pudieran pasar. 

Y por el bien del Estado Colombiano,  que ya no admite mas cuestionamientos en estos aspectos, ojala no tengan que responder por acción, por que sería absolutamente deplorable que se hubiera montado una empresa criminal, independientemente de cualquier finalidad benéfica, para mostrar resultados inflados ante la nación y la comunidad internacional.





domingo, 4 de diciembre de 2011

SAN CARLOS Y LA RESILIENCIA (AJGF)

    (Una apreciación personal)

Con timidez he regresado en algunas oportunidades a mi pueblo, San Carlos, un municipio del oriente antioqueño. Nací en Medellín, pero por muchas razones me atan vínculos a esa hermosa región del oriente del departamento,  que guarda  afinidad no solo con el oriente sino también al magdalena medio antioqueño,  donde transcurrieron los mejores días de mi vida, de niño, adolescente y buena parte de mi vida de adulto.

Mis hijos tienen un vinculo también inconfundible con esa región y con ese municipio y con la tierra que nos legó el abuelo materno,  donde construyó su fortuna a base de trabajo y tesón como comerciante y ganadero. Allí nació, hace siglos ya,  mi bisabuela y también mi  bisabuelo, nacieron  mi abuela y mi madre así como la mayoría de mis tíos y tías. Los que no nacimos allí, y los que llegaron a la familia por cualquier vinculo, quedaban inmediatamente atrapados en ese sentimiento que produce el pueblo, que le hace sentir a uno que siempre ha estado ahí.  Es una sensación de familiaridad constante, que se hace sentir en San Carlos,  y en todos los pueblos del oriente antioqueño.  

Todos los miembros de esta familia a la que pertenezco,  que aun los actuales habitantes califican como “tradicional”, sin exclusión, vivimos en este pueblo muy buena parte de nuestras vidas y  allí dejamos a muchos seres queridos con quienes nos gustaría reencontramos de vez en cuando; claro está: hoy podemos hacerlo con unos pocos;   los que quedan vivos y los que escaparon a la violencia. 


Soy familiar muy cercano de  uno de los victimarios, conocí a algunos de ellos  y  también fui amigo de algunas de las victimas de la guerra que destrozó el pueblo; seguramente conocí a muchas otras víctimas. Claro que tambien soy  familiar o amigo  de algunos de los supervivientes habitantes de San Carlos.

He tenido la oportunidad de estar cerca de alguno de los actos de la semana por la paz de noviembre de 2011 y de apreciar de cerca el trabajo que se ha hecho en el pueblo, por parte de los supervivientes. 


Asistí a la presentación del informe de Memoria Histórica de la CNRR, en la Universidad Nacional de Bogotá, donde se presentaron testimonios del desplazamiento y de la resistencia;   a la presentación de la obra de teatro de el grupo “la Gotera” y ver como mediante el arte ha puesto en escena una tragedia que yo no fui capaz de resistir durante toda la presentación, y finalmente me conmovió ver reconocido todo ese esfuerzo de superación con el Premio Nacional de Paz, máximo reconocimiento a ese loable esfuerzo que se realiza desde los mismos sobrevivientes y de una forma prácticamente empírica, sin tiempo para recapacitar sino únicamente para sacar adelante su  indeclinable voluntad de paz.

Me alegró y de que manera, como colombiano, que estas gentes, de quienes un día fui próximo y espero seguirlo siendo, se esfuercen con toda su capacidad para sobreponerse a la violencia, para superar su condición de victimas y construir un futuro mejor, con sus propias manos y con su propio esfuerzo.  Se les ve cansados, apesadumbrados todavía y con dolor en los rostros, lo que seguramente nunca cambiará. Todavía dejan ver lágrimas de dolor y quizás de rabia, pero se sobreponen a ello, y desafían la inercia que produce la inmensa pena tanto individual como colectiva en la que transcurren sus vidas.  Nunca olvidarán.  Es imposible olvidar cuando quedan huellas tan marcadas en el alma.

Me alegró mas ver como de  las bocas de estos rostros cansados y apesadumbrados salen expresiones  en las que se pone en evidencia la voluntad de reconciliación.  Como trabajan juntos todos,  como no excluyen ni rechazan a quienes fueron sus victimarios,  como reviven todos juntos de las cenizas que dejó  la violencia, tratando de mejorar cada día mas la convivencia.  Impresionante, un ejemplo digno de ser replicado en todos los rincones de Colombia.

Por esto, no puedo dejar de reseñarlo en este blog, que llevamos sobre  la reconciliación  y resiliencia, con el animo de aportar un grano de arena al logro de la Paz para Colombia, donde hoy tengo la fortuna de ver con mis propios ojos como con humildad y perseverancia  las gentes sencillas de Colombia sacan adelante sus proyectos de reencuentro y cambio cultural que requiere este país.


A todos los habitantes de San Carlos, del oriente antioqueño, gracias por permitirle a nuestro país la oportunidad de entender, con realizaciones y hechos concretos, (Reconciliación, Justicia, Desminado y Retorno) que el logro de la paz y la reconciliación si es posible. 

domingo, 13 de noviembre de 2011

GUERRA PERPETUA, SALIDA, SOLUCIÓN IMPUESTA O SOLUCIÓN NEGOCIADA: ¿QUE QUIEREN LOS ACTORES ARMADOS EN COLOMBIA? (AJGF)


ENDLESS WAR,  AN  EASY EXIT, A GIVEN SOLUTION, A NEGOCIATED SOLUTION: ¿ WHAT DOES COLOMBIAN ARMED ACTORS WANT?

Brief: 

So, the legal frame to peace that is debating  colombian Congress must give reliable answers to several  basic issues and the first of them will be,  how many of power will  colombian policy makers and  power owners are ready to toss  and share to make   peace become possible and  achieveable,  permitting the politic participation  to the former  conflict armed actors when demobilized.  But isn´t , the new legal frame for peace will worth nothing.

Puede resultar apresurado hacerse esta pregunta hoy, cuando la respuesta del Estado colombiano es evidente y como están las cosas, solo cabe en la cabeza de la clase dirigente y política la salida militar para el conflicto armado.  Decimos militar, por que la desmovilización individual, que es la punta de lanza de la estrategia de paz llamémosla “humana” del Estado, basada en la deserción de los grupos guerrilleros es solo una parte de la estrategia militar que pretende restarle individuos al enemigo. Y por otro lado, la contundencia de los golpes propinados a las guerrillas, ponen a algunos a soñar con acabar el conflicto por sustracción de materia al terminar con todos los actores armados en el cementerio.

Pero pocos se preguntan que salida es la que realmente requiere el conflicto armado colombiano, de la cual son actores necesarios el Estado colombiano, y toda la sociedad, así como los actores armados ilegales que actúan en el conflicto, motivados por muchos intereses políticos y que ninguno confluye en el interés real, que es solucionar de fondo las inmensas inequidades que existen al interior de nuestra nación.

El proyecto de generar mediante un acto legislativo un “marco legal para la paz”, se quedará en muy buenas intenciones, puesto que así logre salir del tramite constituyente y plasmarse en una reforma constitucional, no será una solución efectiva para comenzar a poner fin al conflicto que agobia a Colombia.

Pero, hay que abordar dos temas fundamentales antes, previendo el desarrollo de esta solución legislativa.

El primero de ellos, es la reconciliación. La reconciliación es sinónimo de paz. Todo lo que produzca el Estado para lograr des-escalar  o humanizar  el conflicto debe partir del presupuesto de que debe conducir a la reconciliación.  Si no es conducente a este fin, no sirve.

Anular el conflicto es imposible, pues es inherente al ser humano, pero humanizarlo y evitar su escalamiento es posible, deseable y absolutamente necesario. A esto deben apuntar los sistemas legales que se desarrollen para tal finalidad. Estanislao Zuleta decía con sabiduría que “una sociedad mejor es una sociedad capaz de tener mejores conflictos. De reconocerlos y de contenerlos. De vivir no a pesar de ellos, sino productiva e inteligentemente en ellos. Que sólo un pueblo escéptico sobre la fiesta de la guerra, maduro para el conflicto, es un pueblo maduro para la paz.”

Lograr evitar que los colombianos opten por la guerra, es solo el final de un cambio cultural que debe estar promovido desde la misma Constitución nacional y que debe contar con el compromiso de todos los estamentos del Estado para su logro. Este debe ser el contenido de un verdadero marco legal para la paz.

Si no hay cultura de reconciliación, no hay paz.

El segundo tema es la voluntad política para lograr la paz.  Si no la hay, no hay paz. Si todos los estamentos y actores no están convencidos que hay que hacer grandes esfuerzos en todos los aspectos para lograr la paz y están dispuestos a hacerlos, no habrá reconciliación posible.  La clase dirigente y política colombiana debe entender que el mayor esfuerzo les corresponde a ellos, no solo propiciando el marco legislativo suficiente sino también propiciando el espacio y aportando los medios económicos necesarios para que el cambio en las mentalidades de todas las personas sea efectivo. En resumen, hay que permitir la participación política y el acceso al poder del estado.

Aplacar definitivamente el espíritu violento requiere de insumos culturales que solo serán posibles si se dispone de los recursos suficientes, y estos incluyen no solo cambios no solo en el modelo económico sino también en el modelo político, que deben dejar de ser tan excluyentes. 

Y ojo con esto, por que proponerle a las personas  abandonar las armas, integrarse a la sociedad  y desistir definitivamente de la violencia como medio de expresión requiere que se abran espacios para la expresión civil, incluso que se les permita el acceso a los espacios políticos. Si no se permite la participación política a quienes desistan definitivamente de la expresión violenta,  no  se acogerán a las propuestas que pueda realizar la sociedad en su búsqueda de paz.

No vale de ninguna manera reconocerles la categoría de delincuentes “altruistas” a la guerrilla. La opción por la violencia los hace iguales a cualquiera otra persona que haya optado por la violencia como medio de expresión política o social.  En este conflicto, absolutamente ningún actor puede alegar motivos altruistas.

 ¿Como reconocerle ese titulo a alguien o a un grupo en un conflicto en que el altruismo se acabó dos o tres generaciones atrás, cuando dejaron de ser grupos de autodefensa y se convirtieron en maquinas de guerra con intereses mediados por el narcotráfico?

La posibilidad de reconocerles carácter político, procedería solamente cuando hayan demostrado con su desmovilización, con haber concurrido a los tribunales y obtenido una pena por el hecho de su opción violenta y por todos los asesinatos que cometieron, y desde luego haber contado la verdad de su participación al conflicto y reparado a todas las victimas.

El marco jurídico para la paz amenaza con quedarse en buenas palabras bienintencionadas, como esa hermosísima frase de nuestra Constitución que ordena perentoriamente: “la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”.

Entonces, el marco legal para la paz debe dar respuestas posibles a varios aspectos fundamentales, pero el primero de ellos será, hasta donde esta nuestra dirigencia y los dueños del poder dispuestos a ceder parte de este para hacer una verdadera política de paz que sea posible, realizable, cumplible, permitiendo la participación política de los otrora  actores armados. Por que si no, valdrá de nada el marco legal para la paz que se pretende implementar.


Proponemos como conclusión el mismo titulo de este articulo, ahora con una modificación:
 Guerra perpetua, Salida, solución inpuesta, Salida negociada o solución negociada. ¿Que quiere la clase dirigente y política colombiana?



lunes, 10 de octubre de 2011

LAS "PAPAS CALIENTES" EN LOS TIEMPOS DE LA "SEGURIDAD DEMOCRÁTICA" (AJGF)

Aúnque por momentos nos alejamos sin querer del objetivo de este blog, hay situaciones que nos fuerza la realidad a comentar, puesto que no podemos pasar por alto en ningún momento hechos que de una u otra manera desconocen los derechos de las personas, no por simpatía de ninguna forma con los afectados, sino porque sencillamente son situaciones que desde nuestro punto de vista no caben en un Estado de Derecho, y desde luego mucho menos en un Estado social de Derecho como quiere reconocerse nuestro país después de la constitución del 91.

Por momentos pareciera que nuestras autoridades siguieran poseídas por el "Embrujo Autoritario", que desde tiempo atrás se impuso en razón de lo que algún pseudo filósofo novicio llamó "el estado de opinión", del cual nunca se tuvo tampoco una definición clara, pero que para efectos de este escrito vamos a definir como que el Estado puede hacer todo lo que la opinión pública le permita; o sea sea que la medida de la ética estatal es la que la "opinión publica", léase mejor "la clase dirigente" esté dispuesta a admitir siempre que sea para su conveniencia.

Esto no es una teoría nueva ni mucho menos, ya lo habían inventado los invasores romanos de común acuerdo con los fariseos hace 2000 años cuando juzgaron al más importante líder que ha tenido la humanidad, y para sentirse legitimados preguntaron a la “opinión pública” que debían hacer, y esta respondió "crucificadle, crucificadle" y eso hicieron.

Por supuesto que la historia nunca los absolverá.

Desde luego que esta es la mayor definición de lo que podría ser un estado fundamentado en la opinión pública, pero realmente, esto se ha aplicado durante toda la historia de la humanidad, y más en fechas recientes cuando hemos tenido oportunidad, sobre todo en nuestra actual generación, de observar algunos casos, que si bien en nada se compadecen con el magno ejemplo citado anteriormente, si se puede mencionar de casos en que nuestro Estado colombiano ha violado y viola los derechos humanos, la Constitución Nacional, y los principios generales del derecho en aras de darle gusto a la opinión pública, o simplemente prevaliéndose de ella para legitimarse frente actos que en otra parte del mundo serían juzgados incluso en peores escenarios como sería la traición a la patria.

Aquí en Colombia el Estado ha considerado que la "opinión pública" ha decidido permitirle pasar por encima de los derechos fundamentales de las personas, arrasarlos y desconocerle a los ciudadanos que se vuelven incomodos para el poder, todas las bondades humanitarias que se derivan de un verdadero Estado de Derecho fundamentado en el pleno conocimiento y aplicación de la Constitución Nacional, de la ley, del bloque de constitucionalidad, y entre ellos los tratados que regulan la aplicación derechos humanos universales y en las normas consuetudinarias del derecho internacional o "Ius Cogens”.

En nuestra patria se le olvidó a los gobernantes y a la "opinión pública" que las personas tienen derechos, no por buenas o por malas, o por la opinión que los generadores de opinión tengan de ellos, sino porque son SERES HUMANOS.

Entonces cuando las personas dejan de ser “ciudadanos” para convertirse en papas calientes, o sea aquellos que por sus conocimientos de las realidades y por la influencia política y económica, legal o ilegal en las situaciones han incidido en distintas instancias de nuestra historia patria, resulta "lícito", es "legítimo", la opinión lo respalda para tomar decisiones con ellos, de aquellas desciciones que hace unos años, en la plena vigencia de la nefasta “doctrina de la seguridad nacional” podrían sonar a “desaparecedle, desaparecedle” , y que hoy gracias a los avances de nuestra participación en el campo internacional, y a la continuada vigencia de la “política de seguridad democrática” suena algo así como a "extraditadle, extraditadle”.

¡¡Qué vergüenza!!! 

Anteriormente, se requerían de tratados internacionales para extraditar a los nacionales colombianos hacia otros países donde se presumiera o se supiera que hubieran delinquido.


Ya no, ya salen nuestros generales policías y gobernantes a decir que están colaborando para extraditar a nacionales colombianos que aún no han sido solicitados por gobiernos extranjeros; casos particulares a quienes en ningún momento defendemos, pero que resaltamos para mostrar que se han convertido en papas calientes para el Estado colombiano, y por lo tanto hoy se le informa a la opinión pública y los medios de comunicación, y lo informan como un gran logro: “El nombre de Juan Carlos Martínez no deja de sonar. La semana pasada todos los ojos estuvieron puestos sobre él por el permiso de tres días que le fue otorgado. Esta vez las declaraciones del director de la Policía Nacional, general Óscar Naranjo, a la revista Bocas, en la que declaró que se estaba analizando la posibilidad de extraditar a parapolíticos que desde la cárcel estuvieran ejerciendo influencia en las elecciones, volvieron a poner a Martínez en el ojo del huracán.

El anuncio de Naranjo fue reiterado por el el subdirector de la Policía, general José Roberto León Riaño, quien, en rueda de prensa, aseguró en la mañana de este lunes que "en este momento se están haciendo las coordinaciones con organismos internacionales con el fin de tener un proceso que permita lograr el acopio de pruebas para una extradición del señor Juan Carlos Martínez". (texto copiado deSemana.com) 


¿Como así que se extradita a personas por que inciden en las elecciones desde la cárcel?. ¿que legislación extranjera se viola con eso? ¿a que país lo piensan extraditar por eso? perdon, la respuesta es obvia, pero entonces: ¿ese país solicita la extradición de todos los que determine la "opinión publica" del gobierno de colombia?
A esto se suma lo siguiente: “IndagacionesLópez con actividades ilegales”, dijo el general Óscar Naranjo, director de la Policía.... La información fue confirmada por el general Naranjo quien anotó que López aparece, al lado del ex senador Juan Carlos Martínez Sinisterra, en la lista de investigados por EE. UU. que presuntamente financian campañas políticas con dinero provenientes de actividades ilegales. (texto tomado de Eltiempo.com)

Desde luego, que "la gata" y el ex senador Martínez van a ser extraditados. No nos cabe la menor duda. Pero tampoco nos cabe la menor duda de que van a ser extraditados más temprano que tarde, no por sus relaciones con actividades “non sanctas” sino por su problemática política, que no compartimos en forma alguna, pero que no podemos los colombianos desconocer que por ello se han vuelto “papas calientes” para el Estado. Y en los tiempos de la "seguridad democrática" a las “papas calientes” más notorias, se les extradita. Y si no, miremos el caso de 13 ex comandantes desmovilizados de las autodefensas, sustraídos del proceso de justicia y paz, y el de David Murcia Guzmán y compañía, de quienes no se ha sabido ni se sabrá la verdad.

Pero vamos un poco más allá y pensemos que puede saber “la gata” y el ex senador Martínez, de corrupción, de financiación de campañas políticas, de relaciones con el paramilitarismo, con la subversión, de relaciones con el narcotráfico, de relaciones con la clase política, económica y social dominante en las regiones donde se movieron.

Menos mal que por su preeminencia, ya no califican para aplicarles la fórmula de la “seguridad nacional”, que lastimosamente se sigue aplicando en nuestro país.

Qué vergüenza que nuestras autoridades ya no tengan ningún recato para admitir ante los medios de comunicación y ante la nación entera, que la justicia de Colombia no se respeta, y que por tanto nuestros colombianos deben ser juzgados en el exterior, por autoridades del exterior, con códigos que le son ajenos y con sanciones completamente ajenas y por delitos cometidos en Colombia. Y lo peor de todo sin posibilidad de acceder a la verdad parte de nuestra justicia y más doloroso aún, sin posibilidad de participar en el proceso las eventuales víctimas.


lunes, 19 de septiembre de 2011

EXTRA: EL GOBIERNO COLOMBIANO ENCONTRÓ LA FORMULA PARA ERRADICAR LA POBREZA (AJGF)

Línea de pobreza





MILAGRO GUBERNAMENTAL:LOS ECONOMISTAS BOGOTANOS IDENTIFICAN LA FRONTERA DE LA POBREZA Y LA EXCLUSIÓN SOCIAL . $180.000 . PREMIO NOBEL EN CAMINO.




Una hazaña mas de nuestros técnocratas, que lograron identificar la antes indeducible línea fronteriza que separa la ostentosa riqueza que tratan de ocultar la gran mayoria de los colombianos de la pobreza y la exclusión social, que gracias a esa habilidosa y decidida maniobra econometrista, saca de un plumazo a decenas de millones de compatriotas de la indigencia y la pobreza y por "arte de mafia" los coloca en el escenario de la riqueza y los lanza al mundo del consumo desaforado y ostentoso.

!!!que maravilla¡¡¡ nunca nadie en el mundo económico se ha atrevido a desafiar de esa forma a los ricos, a afrentarlos de esta manera, la mas ofensiva del mundo para ellos, sacandolos del mundo de la exclusividad casi inalcanzable y filandolos al lado de millones de los que segundos antes eran considerados lumpen proletariado, guacherna, despojos menos que humanos destinados a sustentar con su sobreexplotacion, la economía de quienes hoy abren los ojos a esa dolorosa realidad que les señalan nuestros valientes economistas gubernamentales. A partir del gobierno de Santos, hay mas ricos, es mas, casi no hay pobres, lo que pone a los ricos de antes (incluyendo al presidente Santos ) en medio del vulgo, del pueblo, los reduce humanamente al nivel de los guaches.

Una verdadera revolución.

Y algunos ingenuos denigrando del sistema, atacando al gobierno, y otros, peores aun, ejerciendo el terrorismo, matando y haciendose matar por que querian un cambio, por que no resistían más las condiciones de pobreza en que los habian condenado a vivir, sin saber siquiera que un dia los santos economistas llegarian a solucionar sus problemas, trazando una simple raya que los incluiria del lado de los ricos, terminando de un plumazo todos sus motivos de resentimiento.

Los colombianos no podemos todavía creer esa maravillosa realidad que nos señalan los genios de la planeación nacional. Nos han marcado un nuevo rumbo, nos llevan, con solo imprimir un papel al mejor de los escenarios posibles y nos costará mucho adaptarnos a esa maravillosa realidad. Por que practicamente todos los colombianos hoy, somos ricos y todavía no nos hemos dado cuenta.

Muy pocos, realmente muy pocos colombianos tienen entre la suma de todos sus haberes menos de 180 o 200 mil pesos. Busquese un habitante de la calle, y verá que sumando el valor de sus chiros raidos, los cartones bajo los que duerme, el carro de rodillos en que arrastra sus pertenencias y el perrito famelico que lo acompaña a todos lados y le brinda un poco de calor por la noche, tiene un patrimonio superior a esa suma. (sin tener en cuenta el valor del perro al que debe valorar muchisimo mas que 180 mil pesos, por que si no, ya se lo habría comido en un ataque de hambre.)

Ahora, no digan que no es capaz de conseguirse mas de 180 mil pesos mensualmente, por que, por ejemplo, el solo hurgar entre las sobras de cualquiera de los restaurantes que ofrecen platos de $70 mil o $100 mil pesos, en un solo dia puede ser capaz de conseguir alimentación por esa suma e incluso más.

Ahora, nuevos ricos, preparense o mejor preparemonos por que tendremos que pagar impuestos por eso y sostener la guerra por que el esfuerzo que hace el Estado para defender nuestra vida y patrimonios será mas costoso aún, pues los muy pocos pobres que quedaron se van a venir con todo a tratar de despojarnos de los mas de 180 mil pesos representados en las joyas, los dolares, las fincas, los carros, los cartones, las sobras, el carrito de rodillos y el perro.





viernes, 16 de septiembre de 2011

JUZGAR LOS CASOS EMBLEMATICOS, ¿SI ES LO QUE NECESITA JUSTICIA Y PAZ? (AJGF)

Me permito transcribir el siguiente comentario  realizado en respuesta a un correo recibido por este Blog, a raiz de notas de prensa que dan cuenta de un nuevo proyecto para reformar Justicia y Paz. 
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......, cordial saludo.
Permitame que exprese mi punto de vista sobre el proyecto  de ley.

Sinceramente, no creo que este nuevo proyecto de cambio en las reglas de juego sea benéfico para ninguna de las partes involucradas en justicia y paz.  Se partió de un ambicioso concepto de descubrir TODA LA VERDAD de lo acontecido en el conflicto, de dar una respuesta integral a las victimas, de no permitir la impunidad y de lograr a través de la justicia, ofrecer a la sociedad garantías de no repetición.  Por el camino, se consolidaron problemáticas alrededor de esta ley, como lo han sido el limite temporal de la ley de justicia y paz, y el increíble  manoseo por parte de el Estado a los desmovilizados, desconociendoles todos los derechos humanos y procesales, tanto por el gobierno como,  mas lamentablemente aun, por parte de la misma  justicia, constitucionalmente llamada a equilibrar las cargas, no a discriminar y mucho menos agravar, mantener en la zozobra  y hacer invivible la situación a cualquier ciudadano, por mas "malo" como actor del conflicto que hubiera sido.

Ninguna de estas problemáticas las aborda el proyecto de ley.

Estoy de acuerdo en que el modelo que se debió seguir desde un comienzo, fue el de la justicia transicional basada en casos emblemáticos, pero no se hizo y casi siete años después de implementar un modelo extensivo de justicia transicional y de promesas  y expectativas incumplidas par los desmovilizados,  para las victimas y para la humanidad, vamos a ir hacia un sistema de casos emblemáticos, lo que dejará una sensación de impunidad, que los llevará a todos a las cortes internacionales, comenzando por el mismo gobierno que va a terminar facilitándola o promoviéndola, lo que es punible desde el punto de vista de los tratados internacionales que previenen la impunidad, el genocidio y muy buena parte de los delitos que se cometieron en el decurso del conflicto, por TODOS los actores, incluyendo los actores gubernamentales. O sea,de no lograrse en justicia y paz un nivel "aceptable" de justicia, (traducida en sentencias condenatorias por todos los casos  y reparación a las victimas en los términos inicialmente planteados en la ley 975 de 2005) todos finalmente serán pacientes de la CPI.

Creo que los abogados debemos hacer un amplio debate sobre esto fijar una posición y buscar la forma de expresarla al congreso en el trámite de esa ley, que como todo lo que implique facilismo en este país, van a volar para aprobarla.

Un abrazo,


ANTONIO JOSÉ GARCÍA FERNÁNDEZ
ABOGADO

     

jueves, 8 de septiembre de 2011

YO QUIERO SALIR EN LA FOTO (AJGF)

                                                       
Menudo lío se armó con una foto que seguramente en forma desprevenida  tomó un periodista, en un asado, que se le hizo por parte de algunas personas como despedida a la investigadora Claudia López, quien se ausenta del país por razones académicas.  No ocurrió nada raro, no se hizo en medio de dicha fiesta un escándalo, ni otra esas situaciones escabrosas a la que no nos  acostumbraremos nunca,  y que ocurren en casi toda reunión por cuenta de los borrachos y los malos tragos de algunos colombianos.

No sabemos si finalmente en dicha fiesta se atropelló a alguien, se maltrató de palabra o de obra alguna persona, si se le pegó alguna dama una golpiza; parece que nó.   Todo parece indicar más bien que era una reunión, por lo que se deduce de las fotos y de los comentarios de la publicación, un tanto "zanahoria".

Pero algunos pretendidos formadores de opinión observan otra cosa. La ven como un aquelarre, una fiesta de diablos con brujas, algo horrible que nunca debió haber sucedido.  Y peor aún deducen y concluyen complots, conspiraciones y componendas que de pronto no caben finalmente si no en algunas mentes retorcidas, de esas que ven cosas donde lo suceden, como en la mente algún marido aquejado de una crisis de celos enfermizos.

La verdad, a mí la tal fiesta me genera un sentimiento bastante particular, también un poco retorcido y pecaminoso, cual es el de la envidia.

A mí me hubiera gustado salir en esa foto.  A mí me hubiera gustado estar en esa fiesta, poder hablar con León Valencia, para que me cuente su experiencia de vida, su decidido paso a la civilidad y como ha enfrentado el estigma de ser excombatiente; poder hablar con Claudia López, a quien aprovecharía esa oportunidad y le pediría que me enseñara sobre sus proyectos investigativos, que fue lo que no pudo decir  en sus escritos,  compartir humildemente mis conceptos jurídicos con él doctor Iván Velázquez, escuchar los juiciosos conceptos sobre el conflicto colombiano de la bella  Natalia Springer, y poder dialogar tantas cosas que quisiera dialogar con el doctor Iván Cepeda, para conocer más esa lucha dramática y solitaria que ha enfrentado y que los colombianos debemos acompañar solidariamente.

 Pero no, lastimosamente mis alcances sociales no califican para haber sido parte de esa fiesta, plena de notables intelectuales, y bueno, tampoco tengo el honor de contar a estas personas entre mis amigos. A duras penas a algunos de ellos los conozco en el plano profesional, y a todos ellos los admiro por lo que representan cada uno en sus distintos campos, y por tanto tengo que confesar que  la muy famosa fiesta la miro con envidia,  si,  pero un envidia sana:  a mí sí me hubiera gustado estar ahí, por mi egoísmo, no para despedir a nadie, sino para compartir con estas y otras personas la admiración que me genera el liderazgo y la intelectualidad. 

A otros les parece que la carne del asado fueron ellos, se sienten ardidos, se sienten agredidos, ofendidos en su moral tan bien establecida, fundada y  forjada en odio y resentimiento.  Consideran su honor mancillado, y su "patriotismo" errado afectado en lo más profundo. 


Y claro tenía que suceder; Pelaron el cobre, dejaron traslucir su espíritu un tanto fascista, intolerante y asumieron una actitud que pudiera considerarse energúmena, sin tener un motivo fundado para ello.  


Una o dos fotos, publicadas en un medio de comunicación, tomadas a la luz pública,  y por sus actores posadas sin ninguna prevención,  generan un show mediático en el cual queda en evidencia que sus promotores las utilizan rodeándolas de veneno, sacándolas del contexto, queriendo hacer un festín de chisme, donde seguramente no lo hallarán.

Si querían hacer quedar mal a las personas de la foto, más mal están quedando ellos, evidenciándose, destilando odio, resentimiento y rencor. Muestran en sí mismos,  justo lo que quieren atribuirles a las personas de la foto.

O tal vez lo que están manifestando realmente son sus temores por lo que viene caminando o lo que sienten que quizás les viene pierna arriba, si de pronto les toca explicar de una u otra manera,  cuál ha sido su participación en el conflicto colombiano.

sábado, 20 de agosto de 2011

PETICIÓN PÚBLICA DE PERDÓN




N. del Editor: por la pertinencia de esta petición a las victimas de la región de Urabá, en el proceso de justicia y paz que se le sigue a Fredy Rendón Herrera, quien fuera conocido como " El Alemán",   y por considerarlo una valioso texto y una apropiada invitación a avanzar en el tema de la reconciliación entre los Colombianos, se transcribe lo presentado por el señor Rendón en audiencia publica de legalización de cargos el día 17 de agosto de 2011, ante la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Bogotá, representantes de las Victimas, de la Procuraduría y de la Fiscalía General de la Nación, así como los asistentes a la audiencia.
AJGF

PETICIÓN PUBLICA DE PERDÓN DE FREDY RENDÓN HERRERA, ANTE EL TRIBUNAL DE JUSTICIA Y PAZ 

Pido perdón:
Sra. magistrada, señores representantes de las víctimas, señor procurador, señor fiscal;

Créanme que he pensado mucho sobre esto y esperado largamente este momento. Desde que asumí la decisión de participar en el proceso de paz con las autodefensas que adelantó el gobierno nacional, y posteriormente al retirarme de éste y asumir un proceso de paz independiente para el bloque Elmer Cárdenas de autodefensas campesinas que dirigí durante varios años, siempre pensé en el momento en que debería dirigirme a todas aquellas personas que fueron víctimas del bloque que lideré, dando la cara ante la justicia y ante ellas, y pedir perdón por todas estas situaciones que la llevaron a ser afectados, tanto en la salud, física y psicológica y en sus patrimonios, por los hechos cometidos en contra.
Me ha inquietado fundamentalmente el tema del perdón. He leído al respecto, y me he encontrado con muchos libros sobre el tema; unos dicen que es necesario pedir perdón, por parte del agresor o el victimario, pero también que es importante conceder el perdón, por parte de las víctimas y afectados. Otros por el contrario, dicen que es necesario pedir perdón, pero que el perdón es un acto liberal y autónomo de las víctimas, que se puede conceder o no, a su voluntad, que se otorga al agresor a quien a quien la víctima cree que se le merece y que se lo ha ganado. Todo lo anterior me parece muy válido y respetable, pero creo firmemente que el perdón es un acto voluntario de la víctima, y además es necesario pedirlo pero sobre todo, ganárselo.
Hoy pido perdón, por todo aquello que realicé, por todo aquello que realizaron los hombres y mujeres a quienes dirigí en la guerra, y le pido perdón a todos aquellas personas, hombres y mujeres, niños y niñas, ancianos, innumerables, que fueron afectadas y victimizadas  por las acciones del bloque Elmer Cárdenas de autodefensas campesinas, hoy desmovilizado, gracias a Dios.
Nada puedo decir en mi favor o en el de los hombres o mujeres que me acompañaron en este destino, distinto a que nos movió un  patriotismo equivocado, que hoy rechazamos, y que entendemos como un gran error, y que nuestro amor por la región y nuestro ánimo de defendernos de una agresión real, nos llevó por el camino equivocado, por el camino de la violencia, por el camino de la destrucción de aquello que realmente queríamos defender.
Con profundo respeto por la justicia, con profundo respeto por las víctimas, asumí en compañía de quienes fueron los comandantes del grupo que dirigí en la guerra, el proceso de búsqueda y encuentro de la verdad. Concurrimos ante la fiscalía y el tribunal de justicia y paz, todos en forma voluntaria y unánime a contar la verdad, a buscar reconstruir de cara a la justicia y a las víctimas todo nuestro actuar en la guerra, a lograr encontrar la forma de encontrar a través de ella, de la verdad, el aporte fundamental que le permitiera a la sociedad y a las víctimas concedernos la oportunidad de acceder a lo establecido por la ley de justicia y paz.
Ha sido nuestra forma de acercarnos un poco a las víctimas, pidiendo y buscando su perdón, que de antemano sabemos que no vamos a lograr, toda vez que es imposible, por mayor esfuerzo que hagamos y toda la voluntad de que en ello pongamos, disminuir su sufrimiento, atenuar su dolor, devolver una sola de las vidas que quitamos en este trasegar de guerra, ni reparar integralmente los daños que con ello hicimos.
El proceso de justicia y paz, de quienes integramos el bloque Elmer Cárdenas de autodefensas campesinas no ha sido visto por nosotros de otra forma distinta a un proceso de reconciliación, con las víctimas, con la región, con el país y con la humanidad. Así lo hemos querido llevar, para reconciliarnos, para poder algún día volver a nuestras regiones y poder trabajar hombro a hombro con aquellas personas a quienes ofendimos un día, pero que esperamos nos aceptarán nuevamente en la sociedad, transformados en seres humanos útiles y maduros para la paz.
Un libro llamado “los límites del perdón” de Simón Wiesenthal, conocido en la historia como el implacable cazador de nazis, criminales de guerra de la Segunda Guerra Mundial, me ha llamado la atención. Hace un relato el autor, sobre un hecho en el cual fue llamado por un nazi que había sido su victimario y el asesino de muchos de sus compañeros en el campo de concentración donde fue retenido durante varios años, que en su lecho de moribundo lo llamó para qué le otorgara el perdón por todos los hechos a través de los cuales había victimizado a los judíos prisioneros bajo su control.  Wiesenthal, no lo perdonó, y el libro narra todo el ejercicio mental que hizo para resolver la petición del moribundo, sin otorgar su perdón. Pero más importante aún, es que al final del relato convoca a una serie de personas, en su gran mayoría víctimas de persecuciones, a lo largo y ancho del mundo y les hace la pregunta: en este caso, ¿usted qué haría?
Excepto dos o tres personas que dudan acerca de otorgar el perdón, la gran mayoría de los consultados responde que no perdonarían, y muchos expresan términos muy duros, que a uno, desde la posición en que me encuentro hoy frente a ustedes resulta muy  doloroso  leer esos comentarios. 
En tal medida entonces pido perdón, en mi nombre y en nombre de todas las personas a quienes dirigí. Finalmente, como corolario de todo lo anterior quiero traer unas  reflexiones del doctor Héctor Abad Gómez, recogidas en mis lecturas pero que considero pertinente plantear las a efecto de dar a entender el real alcance de mis palabras.
"¿Tendrá salida este país? La violencia, el crimen, el desorden, la pobreza. ¿Qué deberíamos hacer? ¿Qué podemos hacer? ¿Será mejor dejar todas esas preocupaciones y dedicarnos a nosotros mismos? Pero todo esto, ¿no nos arrasará a todos, finalmente?
…………
Si los principales recursos del país: humanos, materiales, financieros, económicos, espirituales, se vuelcan todos favorecer a esos millones de colombianos, a ese 25% de compatriotas,(en 1987) que según nuestro actual Presidente viven en la pobreza absoluta, si empezáramos siquiera tener algún éxito en esta dura lucha, mejores días están por venir. Si todas las llamadas "fuerzas vivas de la nación": el gobierno, la industria, los gremios, la Iglesia, los sindicatos, las universidades, los intelectuales, los periodistas, contribuimos en todas las formas a que sea posible para ese gran propósito nacional, no habrá duda que alcanzaremos éxito. Y esta será la única forma que no tengamos que seguir lamentando la violencia que nos abruma, que nos angustia, que nos hace a veces desesperar de lo que puede hacerse aquí y ahora. Porque no es matando guerrilleros, o policías, o soldados, como parecen creer algunos, como vamos a salvar a Colombia.  Es matando el hambre, la pobreza, la ignorancia, el fanatismo político o ideológico, como puede mejorarse este país."
Esto lo escribía el doctor Héctor Abad Gómez, días antes de ser asesinado por paramilitares de la primera generación de una gesta bárbara, de la cual nosotros fuimos parte de la segunda o la tercera generación y ojalá la última.
Por todas, por mis incontables equivocaciones, y por todas las incontables equivocaciones cometidas durante la guerra por las personas a quienes dirigí, pido perdón a las incontables personas a quienes ofendí, y a toda la humanidad, con la humilde esperanza de que algunas de ellas me otorguen su perdón de corazón, pero que todas ellas nos acompañen en la reconciliación nacional y en la construcción de la paz.

FREDY RENDÓN HERRERA

domingo, 7 de agosto de 2011

UN LEGADO INTELECTUAL (AJGF)


Con el ánimo de realizar esta columna virtual, y hurgando páginas que motiven nuestro sentir e insistir en de alguna manera textos productivos que permitan ser un granito de arena, mínimo, pero sentido,  para realizar un ladrillo, uno de los millones que se necesita para construir ese largo y tortuoso puente que será el logro de la reconciliación en Colombia, nos encontramos con un texto grandioso en nuestro humilde concepto, que en mucho concuerda y sintetiza nuestro pensamiento y la dirección que hemos querido dar a la opinión expresada en este blog. Hemos querido traer a colación entonces dos capítulos breves, de un libro que sencillamente nos impactó con la sola lectura por su profundidad y trascendencia. Seguramente que en el futuro haremos más referencia a este libro y a este autor, puesto que es imposible no tenerlo como libro de consulta obligatoria y reflexión permanente para quienes creemos que la reconciliación y la paz son posibles para Colombia.
Se trata de el libro llamado "MANUAL DE TOLERANCIA" de Héctor Abad Gómez.
XLII
"Yo creo en el hombre y en su capacidad de ser feliz. En su capacidad de disfrutar esta vida aquí en la tierra; en su capacidad de entender las leyes naturales y ponerlas a su servicio; en su capacidad de convivencia, en su capacidad de altruismo, de abstracción, de previsión y de raciocinio; creo en su capacidad de trascender los goces y bienes inmediatos hacia bienes superiores, en su capacidad de análisis, en su capacidad de síntesis, en su capacidad de entender y hacerse entender, en su capacidad de sacrificio por ideales superiores. Creo que es capaz de distinguir sus motivos inconscientes y emocionales de sus motivos conscientes y racionales, que es capaz de ser alegre y también de resistir el sufrimiento. Creo, en fin, en su capacidad de construirse una escala de valores a la cual pueda atenerse en sus acciones.
Defiendo por tanto el valor de la vida humana y creo que su conservación es un bien en sí mismo, en cualquier circunstancia, en cualquier momento de la vida de un hombre, sin que importe su raza su condición, su nacionalidad sus creencias o sus acciones presentes o pasadas.

Creo en la perfectibilidad del ser humano, en sus grandes potencialidades para el bien o para el mal y creo que estas potencialidades se desarrollan hacia uno y otro lado dependiendo de las circunstancias en que se encuentre y de la educación a que haya sido sometido. Creo en el poder del hombre de modificar -hasta ciertos límites -sus propias circunstancias y en su capacidad de discernir -en cada caso -para el bien y para sus próximos.
Creo su capacidad de modificarse, en su voluntad de servicio y de bondad. No creo en la culpabilidad individual pues cuando un hombre efectuó un acto perverso este hombre fue colocado por sus circunstancias, por su educación, por sus características heredadas y adquiridas no a causa suya sino a  su pesar y condicionado por la sociedad en la que le tocó actuar. No creo que con el castigo se consiga nada bueno, salvo quizás el hecho de evitar la venganza y el odio de quienes sí creen en la culpa individual."

XLIII
"Ser honrado en un país donde abundan los fariseos; decir la verdad en un país donde la mentira es el arma empleada a los más altos niveles; tener valor en un país en donde los cobardes llegan a las más altas posiciones; ser pobre y tener poder en un país donde sólo los ricos son poderosos; decir lo que se siente y lo que se sabe sin eufemismos y con las limpias palabras del pueblo, para que todo el mundo lo entienda, en un país donde lo inteligente es lo críptico, lo escondido, lo sutil, lo inescrutable, lo oscuro; no ser "político" en lo que se dice, en lo que se hace, lo que se afirma, lo que se emprende, en un país donde siempre se está pensando en la próxima elección y no en la próxima generación; no tener miedo a tomarse unos tragos en las cantinas y en las tiendas, a la vista de todo el mundo en un país donde abundan los clubes exclusivos para que los grandes personajes se embriaguen a escondidas; no tenerle miedo al alcohol por aquello de "in vinus veritas”; hacer las cosas cuando se deben hacerse, sin esperar la "oportunidad", en un país en donde abundan los oportunistas; estar con los de abajo, siempre, en un país donde el arribismo es la vía más expedita para alcanzar altas posiciones y prebendas; vestirse la colombiana en un país en donde lo chic el vestirse a lo británico; tomar aguardiente en un país donde lo decente es tomar whisky; ser socialista a lo latinoamericano y no de la línea de Moscú o de Mao tze-tung o de su viuda, en un país donde abundan los guerrilleros del chico; de ahí lo insólito, lo escandaloso, lo inaceptable."
Esto, como también otras magistrales páginas a las que posteriormente podremos referirnos, nos indica sin lugar a dudas que el médico Héctor Abad Gómez es uno de los mayores humanistas con que ha contado la sociedad  y la intelectualidad colombiana. Por eso lo mataron. Por lo que el mismo denunciaba: "hay un valor, que tal vez nuestro siglo ha echado un poco al olvido: es el valor del valor."
Algún día encontraremos el sentido que nos guíe por el camino hacia la reconciliación; por fin encontraremos "el valor del valor" y muy buena parte de esa dirección ética  la vamos a encontrar en el legado de nuestros intelectuales; y muy seguramente en el de Fernando González, Estanislao Zulueta y Héctor Abad Gómez.

sábado, 2 de julio de 2011

EL MINIMO COMUN DENOMINADOR (AJGF)

POR QUE TODOS SOMOS, COMO MINIMO, SERES HUMANOS.

Recientemente, los asistentes a un evento convocado por organizaciones que representan a víctimas del conflicto armado colombiano, tuvimos oportunidad de escuchar muchas experiencias y conceptos, todas muy importantes en relación con la situación vivida tanto por los representantes de las víctimas como por los representantes legales de algunas de las personas  desmovilizadas y postuladas al proceso justicia y paz que fueron extraditadas, o mejor “desaparecidas forzosamente” el 13 mayo del 2008 con fundamento en una muy arbitraria, cuestionada y sospechosa decisión del gobierno colombiano, desconociendo la importancia que estas personas tenían para la reconstrucción de lo acontecido en el marco de las graves violaciones de derechos humanos ocurridas en Colombia y que fueron cometidas por  los llamados grupos de autodefensa y paramilitares.  

Una dama, representante de una importante organización de mujeres víctimas de delitos en el marco del conflicto colombiano, expresó su experiencia en una reunión de acercamiento que se realizó con varios de los miembros representantes desmovilizados de dichos grupos, en la cárcel de Itagüí, en las postrimerías del año 2010, a la que asistieron varios representantes de organizaciones defensoras de los derechos humanos y representantes de víctimas del conflicto armado colombiano.

Manifestaba esta dama, el gran dilema que se le había suscitado ante la posibilidad de estar frente a frente en una reunión, completamente distinta del escenario jurídico de justicia y paz, con las personas a quienes ella considera victimarios, y particularmente la angustiaba perder la capacidad de conmiseración frente a estas personas en razón de las causas que ella representa frente a los hechos que muchas de estas personas pudieron haber realizado.   Dilema que revela el humanismo que mueve a esta persona que es capaz de preguntarse cuál sería su posición, su sensación frente a ese encuentro, seguramente temido, que podría desencadenar una reacción que no esperaba o no quería.

Simon Wiesenthal, quien después de haber sufrido durante años el horripilante peso de los campos de concentración en Europa, se convirtió en el implacable cazador de nazis, quien personalmente dedicó su vida a perseguir los responsables del genocidio del pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial, revela en un libro que todos quienes estamos de una u otra manera interesados en la reconciliación deberíamos leer alguna vez, que se llama “Los límites del perdón”, que una vez en el pavoroso campo de concentración donde se hallaba esperando "la solución final" que había decretado el nazismo a los judíos,  fue llamado por un  perverso oficial nazi  que había caído gravemente enfermo y en su lecho de muerte había requerido a Wiesenthal para que le otorgara el perdón por todos los atropellos de los cuales los había hecho víctimas.   El autor finalmente manifiesta que no fue capaz de otorgar el perdón y  con su profundo silencio así se lo manifestó al moribundo.   Y finalmente se pregunta "¿mi silencio junto al lecho del nazi moribundo fue correcto o incorrecto? Existe una profunda cuestión moral que provoca una disyuntiva en la conciencia del lector de esta historia, tal como una vez la provocó en el interior de mi corazón y de mi mente. Habrá algunos que puedan comprender mi dilema y aprueben mi actitud y habrá otros que me condenaran por haberme negado a confortar los últimos momentos de un asesino arrepentido. El punto más importante es por supuesto, la cuestión del perdón. Perdonar es algo que sólo el tiempo puede conceder, pero también el perdón es un acto de voluntad y sólo la víctima tiene autoridad para tomar la decisión."

 Y como parte del libro le realiza a varias personas,  de notorio peso intelectual, contemporáneos y la mayoría de ellos actores de una u otra manera, muchas como víctimas y algunas incluso como victimarios,  la necesaria pregunta que surge en este caso: ¿usted qué hubiera hecho?

Y vale la pena resaltar el testimonio en dicho libro de Albert Speer, alto funcionario del  III Reich, convicto y confeso  participante del holocausto nazi, quien a la pregunta de Wiesenthal responde en una forma realmente conmovedora: "¿deberías perdonar tú, Simon Wiesenthal, aunque yo no pueda perdonarme a mí mismo? Mánes Sperber opina que si ese soldado de las SS hubiera logrado sobrevivir y conservara la convicción de su arrepentimiento no lo condenarías: pues bien, el 20 mayo 1975, nos sentamos uno frente a otro durante más de tres horas en tu Centro de Documentación de Viena, un encuentro precedido de un semestre correspondencia. De hecho, fue los límites del perdón lo que me condujo hasta ti: "hiciste bien", te respondí entonces, "nadie está autorizado para perdonar. Pero demostraste empatía al emprender aquel penoso viaje hasta Stuggart, en 1946. Demostraste sentir compasión cuando no contaste a la madre los crímenes de su hijo. Esa bondad una humanitaria también se refleja en la carta que me diriges y te estoy muy agradecido por ello" También demostraste clemencia, humanidad y bondad cuando nos sentamos uno frente al otro ese 20 mayo. No hurgaste en mis heridas sino que, con sumo cuidado trataste de ayudarme. No me reprochaste nada o te enfrentaste a mí preso de la ira. Te mire a los ojos, unos ojos donde se reflejaban todas las víctimas que murieron asesinadas, ojos que han sido testigos de miserias, degradación, fatalismo y agonía de nuestros compañeros seres humanos. Y sin embargo tus ojos no reflejaban odio. Seguían siendo cálidos, tolerantes y llenos de compasión por el sufrimiento de los demás. Cuando partimos, escribiste una dedicatoria en mi copia de tu libro manifestando que yo no trate de negar aquellos dramáticos sucesos, sino que habría reconocido mi responsabilidad en su auténtica dimensión. Mi conciencia me llevó hasta ti. Tú me prestaste mucha ayuda, igual que hiciste con el soldado de las SS cuando no retiraste su mano o cuando no le reprochaste sus crímenes. Todo ser humano tiene que soportar una carga. Nadie puede cedérsela a otro. Pero para mí, desde aquel día se ha hecho mucho más ligera. La gracia de Dios me ha tocado a través de ti."

El perdón tiene límites y así lo manifiesta Simon Wiesenthal, pero el hecho de tener el valor moral y la capacidad humanista de realizarse la pregunta de si perdonar o no perdonar,  al igual que de plantearse a si mismo el dilema que se le presentaba a esta mujer representante de la organización de víctimas a que hacíamos referencia al inicio, si bien no es el perdón que pudiera esperar el victimario, es el principio de la reconciliación. Un paso firme hacia ella.  Cuando se está en capacidad de hacer estas preguntas, de reconocerse en un dilema ético de esta naturaleza, se está avanzando irreversiblemente hacia la reconciliación.

Pero el desenlace del dilema que planteaba esta dama, fue aún más conmovedor: me atrevería hacer un ejercicio de memoria y quizás me equivoque en algunas palabras pero no en el sentido de su expresión. "Cuando llegué allí, me encontré no con los victimarios sino con los seres humanos" .

En la reducción de la operación matemática, cuando hablamos de fracciones diversas, que no coinciden,  nos llevan obligadamente a encontrar el mínimo común denominador.  Ya encontramos nuestro mínimo común denominador. Todos somos seres humanos, y reconocernos como tales, independientemente del papel que nos tocó jugar en la realidad, será lo que nos permita encontrar la salida que todos estamos buscando.

Esto será realmente lo que nos lleve finalmente a una reconciliación que necesitamos como un paso fundamental hacia el logro de la paz, que no podríamos entender nunca si no en el sentido que planteaba el maestro Estanislao Zulueta: "para mí, una sociedad mejor es una sociedad capaz de tener mejores conflictos. De reconocerlos y de contenerlos. De vivir no a pesar de ellos si no productiva e inteligentemente en ellos. Que sólo un pueblo escéptico sobre la fiesta de la guerra, maduro para el conflicto, es un pueblo maduro para la paz."

miércoles, 25 de mayo de 2011

"QUE SE PRETENDE AL NEGAR EL CONFLICTO ARMADO EN COLOMBIA" (AJGF) A proposito de la LEY PARA LAS VICTIMAS DEL CONFLICTO ARMADO EN COLOMBIA



¿Que se pretende al negar el conflicto armado en Colombia?


Quisiéramos no tener que referirnos a esto nuevamente y ya lo dábamos por superado, pero nuevamente aparece el tema del desconocimiento del conflicto armado en Colombia, de su negación, de su pretendida inexistencia, y por tanto quisiéramos puntualizar algunos aspectos que son determinantes y deben ser tenidos en cuenta por la opinión pública al momento de valorar las posiciones en pro o en contra. Nuevamente vimos el estira y afloje por incluir o excluir la definición del conflicto armado en la ley de víctimas, que en buena hora ha sido aprobada por el Congreso de la República, haciendo reconocimiento del conflicto (con una formula tímida, valga decir) y por tanto, visibilizando debidamente por fin desde el punto de vista legislativo a las víctimas de la violencia en Colombia. Presenciamos nuevamente en el escenario del Congreso y en los medios de comunicación el debate, orientado desde la distancia por personas con posiciones agrias y radicales. Nos preguntamos entonces, por qué tanta insistencia, porque tanta persistencia, porque tanta tozudez, y no precisamente por parte de quienes creemos a pie juntillas que en Colombia existe un conflicto armado, escalado, degradado, actual y en progreso, sino de quienes pretenden negar su existencia.



Poniéndonos en los zapatos de ellos, tratando de conciliar sus argumentos con los de quienes como nosotros, reconocemos la existencia de un conflicto armado y por ello, para no ser radicales en nuestras apreciaciones y tratar de consensuar este tema, podríamos decir que si, que en Colombia existe un conflicto armado interno, pero (acercandonos a sus tesis) no lo podríamos admitir porque entonces estaríamos validando la acción del terrorismo. Estamos tratando de ser benévolos con la posición de estas personas. También siendo benévolos entonces diríamos que si se reconoce el conflicto entonces se corre el riesgo de que algún país, que reconozca la beligerancia de las organizaciones armadas y particularmente de la guerrilla. También podríamos admitir en gracia de discusión, que mientras mayor sea el lapso de tiempo que cubra el reconocimiento de las víctimas del conflicto, será más oneroso para el Estado colombiano atender a la reparación integral del daño causado a estas personas. Hasta aquí, tal vez recogeríamos la totalidad los argumentos que ellos exponen en su ferrea oposición.

Pero, ¿ podremos ser tan ingenuos los colombianos como para creer que con desconocer la realidad colombiana entonces nos protegemos del terrorismo, impedimos su actuar y lo alejamos del respaldo que éste pueda tener por parte de algunos miembros de la comunidad internacional, y de paso responsablemente protegemos y cuidamos el presupuesto nacional?

No, los efectos del desconocimiento del conflicto no son estos. En nada benefician al país, puesto que es sólo una entelequia que se ha montado para justificar toda una cantidad de situaciones del pasado y del presente, que de otra manera tendrían (y tendrán) consecuencias jurídicas para quienes incurrieron en ellas. Valga decir también que las consecuencias jurídicas no serán para el gobierno nacional exclusivamente, sino para todos los estamentos del Estado y de la sociedad que han permitido que todas estas situaciones ocurran.

Enumeramos algunas de las situaciones que se pretenden invisibilizar desconociendo la existencia del conflicto armado en Colombia y no nos referiremos ya a cientos de miles de muertos, a millones de víctimas, a millones de desplazados y desarraigados, pues por más esfuerzo que se haga por desconocer el conflicto, nunca se podrán ocultar y a partir del reconocimiento que se les ha dado en la ley de víctimas nunca más se podrán desconocer ni invisibilizar:

Los desmovilizados y los postulados son civiles que por el hecho de haber abandonado las armas voluntariamente, pasaron de ser "combatientes" obligados a cumplir el DIH, a ser ex combatientes, protegidos especialmente por el DIH. Se pretende justificar la discriminación en la que ha incurrido el Estado colombiano, la justicia colombiana, el gobierno colombiano, la sociedad colombiana, frente a los desmovilizados, puesto que el Derecho Internacional Humanitario hace especial cobertura protectora a los excombatientes que voluntariamente hagan dejación de las armas, para quienes proscribe cualquier caso o forma de discriminación. Entonces el debate acerca de si los desmovilizados son delincuentes políticos, o sediciosos, o terroristas concertados, nunca podría darse en un estado de derecho, pues viola principios del Derecho Internacional Humanitario, que los protege especialmente, y que hacen parte por tanto del bloque de constitucionalidad aplicable plenamente en nuestro derecho interno, situación que no han tenido en cuenta ni el gobierno nacional, ni las altas cortes, ni aún la misma comunidad internacional. Y la discriminación no es solo frente a quienes encuentran inmersos en el proceso de justicia transicional. También los desmovilizados son discriminados, estigmatizados, maltratados, no pueden acceder a fuentes de trabajo dignas pues se encuentran con las listas negras, y el rechazo de una comunidad que se niega a dar pasos de reconciliación.

Se pretende validar el aborto del proceso de paz con las autodefensas, que pasó de ser un proceso político y social con un componente jurídico de justicia transicional, a una rendición seguida de un simple proceso judicial en el que se ha permitido toda clase de atropellos a los procesados.

Se pretende justificar la no aplicación de caros principios fundamentales del derecho, cuáles son el debido proceso, la presunción de inocencia, el principio de legalidad, el principio de favorabilidad, el garantismo jurídico penal, la no retroactividad de la ley penal, la estabilidad juridica y los derechos adquiridos, los cuales se les ha negado con insistencia, con saña tambien discriminatoria a los desmovilizados, por parte de estamentos del Estado.

Se pretende justificar el manejo judicial discriminatorio, violatorio del Derecho Internacional Humanitario y por lo tanto del bloque de constitucionalidad, pues a pesar de que la legislación de justicia transicional aplicable es “ex post facto” en forma retroactiva, con un acogimiento voluntario por parte de las personas que concurren a su desarrollo y sólo podría determinarse cambios en su aplicación en aspectos que impliquen favorabilidad para los sujetos al proceso, pero por parte del Estado colombiano se ha cambiado constantemente las reglas de juego y desnaturalizado el proceso transicional de Justicia y Paz para llevarlo a lo que es hoy: el nuevo “santo tribunal de la inquisición". ¿Que pdríamos decir además de las extradiciones sin justificación y en contra de los derechos de las victimas a conocer la verdad y obtener justicia?

Se procura ocultar también de igual manera la incapacidad gubernamental y legislativa para darle salidas a los problemas presentados en relación con el proceso de paz, y con la legislación de transición aplicable, particularmente en el aspecto del límite temporal que fijó la ley 975 de 2005, que prácticamente convirtió al proceso de paz en letra muerta a partir del 25 julio de ese año. Fue una ley de ejecución instantánea. Nunca llegó a ser el instrumento de paz que se requería construir, y generó a partir de ese momento el mayor problema no sólo para ese proceso de paz si no para la reconciliación de los colombianos.

También se pretende desconocer la responsabilidad directa o por linea de mando de agentes del Estado en la ocurrencia de los denominados "falsos positivos", cuyas dos mayores perversas manifestaciones fueron el "Body Count” que pretendía mostrar el mayor número de bajas posibles para demostrar que se estaba ganando la guerra, y por otro lado las “falsas desmovilizaciones” para mostrar resultados inflados frente a los observadores del proceso de paz. Claro está que en estos casos se involucraron de una u otra manera a civiles y por lo tanto se violó por parte del Estado colombiano el principio de distinción, eje fundamental del Derecho Internacional Humanitario DIH.

Se pretende también justificar el fracaso del proceso de reintegración, la situación a la que se han expuesto a los desmovilizados quienes afrontan riesgos constantes al pretender sacar adelante sus proyectos de vida sin el apoyo del Estado y la comunidad, en medio de la agresión permanente de los actores armados del conflicto que perviven, y el asedio constante de las autoridades.

Proyecta justificar de igual manera el genocidio de los desmovilizados, que ha venido ocurriendo sistemáticamente en Colombia, que está suficientemente claro, pero que no ha ameritado de forma algunos pronunciamientos ni del gobierno nacional, ni de la justicia colombiana, ni de la comunidad internacional.



Todo esto sería, en un verdadero Estado de Derecho, absolutamente inaceptable. Pero estamos en Colombia y no nos damos cuenta que hacia donde nos quiere llevar esa manida discusión sobre la existencia o no del conflicto colombiano, es a permitir la ocurrencia del más temido fenómeno en el Estado de derecho: La Impunidad. Lo que está haciendo esto es permitiendo que la impunidad y la inmunidad se aposenten definitivamente en Colombia. Todo apunta a mantener oculta la verdad, a que ésta no se manifieste realmente y que las personas que han concebido, promovido y se han beneficiado directamente del conflicto colombiano permanezcan en la impunidad. Por lo tanto las amnistías e indultos, proscritas para siempre en los estatutos internacionales de protección de los derechos humanos, están ocurriendo en Colombia hoy, y a eso apunta directamente la negación del conflicto armado colombiano. Pero lo peor de todo, es que mientras tanto el Estado y la sociedad Colombiana se mantienen ajenas a la solución de las causas objetivas del conflicto armado colombiano "QUE SI EXISTE”, y se evidencia en la ausencia de Estado reflejada en la desatención y largos años de injusticia social en las regiones, la inequidad económica cada vez mayor, la poca o nula cobertura de los servicios públicos esenciales, la poca o nula cobertura de los servicios de salud, la poca o nula disponibilidad de educación y la pésima calidad de esta, la absoluta inexistencia de oportunidades de trabajo, y ni que hablar de las posibilidades de tener entonces un salario digno y justo. Claro, ¿¿¿ como se van a preocupar por atender las causas objetivas de un conflicto que segun ellos, no existe???.

MI ÚNICO ENCUENTRO CON CARLOS CASTAÑO

Nota: esta breve crónica de mi encuentro con Carlos Castaño la escribí pensando en comenzar mi idea de se escritor y cronista del conflicto....