lunes, 27 de octubre de 2014

"SOMOS COLOMBIANOS COMO LOS DEMAS" TRATANDO DE ENTENDER (35) Documentos pertinentes

N del E. en la serie " Tratando de entender" Textos tomados de varias paginas web: blog colordecolombia en elespectador.com y pagina web banrepcultural.org.co. Transcribimos como reconocimiento a l@s colombian@s Afrodescendientes y homenaje al líder negro Diego Luis Cordoba, promotor y fundador del departamento del Chocó. Entrevista y varias semblanzas.



“SOMOS COLOMBIANOS COMO LOS DEMÁS”: DIEGO LUIS CÓRDOBA (EN 1961)

Transcribimos entrevista donde hace un recuento de los colombianos negros destacados de la época y de algunos del pasado. En enero de 1961, el semanario Política y algo más, fundado por Carlos Lleras Restrepo, publicó el informe “Los negros en Colombia”. “Lucharon por la independencia, recibieron la libertad, pero aún esperan la igualdad”, decía la entrada.
El informe incluía una conversación con el senador liberal Diego Luis Córdoba, bajo el título “Un líder de color”, y notas sobre el antropólogo Rogerio Velásquez (“La vida de los estudiosos”) y la folclorista Delia Zapata Olivella (“La magia de la cumbia”).
Para esta re publicación, 51 años después, hemos cambiado el título por una frase de Diego Luis Córdoba en la entrevista. El motivo: nos identificamos con ella.
Este testimonio de Córdoba en su madurez, en el cenit de su carrera, y a tres años de su repentina muerte, muestra que históricamente ha existido un discurso ligado a la población negra distinto del que se ha promovido en las últimas dos décadas.
En toda la entrevista, por ejemplo, Diego Luis no usa ni una vez la palabra “afrocolombiano”. La diferencia desde la cual habla es “racial”, no cultural. Se regodea hablando de los negros que han sobresalido en los distintos campos.
Reconoce el prejuicio racial, también la evolución cultural, y está lejos de culpar exclusivamente al racismo por la situación de los negros. Su punto es claro: “buscamos la igualdad”.
En lugar de atribuir ideas propias del presente a los líderes del pasado, aquí se puede leer directamente a un líder del pasado, y disfrutar, además, su fino humor.

En la Fundación Color de Colombia no conocemos a los descendientes de muchos de los que aquí son mencionados. A ellos los invitamos a establecer contacto con nosotros, pues nos interesa recuperar esa memoria social y política. DMV.


“Somos colombianos como los demás”: Diego Luis Córdoba (en 1961).

Queda un rescoldo de prejuicio racial. Usted lo observa en el habla de las señoras cursis. En el Oriente colombiano, indio es mala palabra; en el Occidente, mala palabra es negro. Pero admito que, en los últimos treinta años, el prejuicio ha retrocedido en una forma que apenas nos atrevíamos a soñar los que nos lanzamos a combatirlo.
Habla Diego Luis Córdoba, senador de la República, vicepresidente de la sala general de la Universidad Libre, y sin duda la personalidad más fuerte que su raza puede exhibir actualmente en la escena política. (…)

Nuestra lucha tiende a lograr la igualdad. Cuando hablamos de la inteligencia del negro no es para sostener que sea mayor que la del blanco. Es igual. No queremos un tratamiento de excepción. Somos colombianos como los demás. Sólo que pretendemos hacer respetar esa igualdad.

Así, por ejemplo, no se sabe de un solo negro que haya ingresado al servicio diplomático ni al ejército. Si los Estados Unidos, país racista por excelencia, ha tenido en su servicio exterior al señor Ralph Bunche, ¿qué hay de indecoroso en que un hombre de mi raza represente a Colombia en el exterior?

Si el almirante Padilla, mulato, o el general Infante, negro puro, fueron bastante buenos para servir a su patria en la milicia, ¿por qué no lo somos también para lucir entorchados en la actualidad? (…)
Simplemente, se debe reconocer a la mía como una de las razas fundadoras de este país. Los europeos se engastaron sobre una base indígena, a la que consiguieron exterminar, y otra negra, que desde los socavones de las minas formó, con su trabajo, el capital primitivo de nuestra economía.

A la negra no la pudieron acabar, y su sangre forma parte inseparable de la nacionalidad colombiana. El senador Córdoba, pionero de la educación del negro colombiano, habla con gusto de la reconocida afición de su raza por las profesiones liberales.

Entre los médicos se destacan los hermanos Martínez (Nicolás y Guillermo) y los Zapata Olivella (Juan y Manuel). Demetrio Valdés Ortiz, Roque del Río, Ramón Mosquera Rivas son ingenieros de sólido prestigio.


En la abogacía descuellan Adán Arriaga Andrade, hijo de padres mulatos, miembro hasta hace poco de la dirección liberal, ex-ministro de Trabajo, eminente jurista, y Daniel Valois Arce, que fue habilísimo defensor de Rojas Pinilla, como Juan Esteban Zumárraga, un negro antioqueño había patrocinado al general Mosquera. (…)

Abundan los artistas y literatos negros. Entre los primeros, los más conocidos son el pintor José Laó Moreno y las folcloristas Delia Zapata Olivella y Francia Oliva Vega.

De los poetas, “Jorge Artel” (Agapito de Arcos, por su verdadero nombre), cuya obra deleita a los refinados, pero también anda en coplas, propagadas por el pueblo.
La misma noble calidad tiene la poesía de Hugo Salazar Valdez, la de Nathanael Díaz. Uno de los mejores novelistas de Colombia es, sin duda, Arnoldo Palacios, autor de “Las estrellas son negras” y “Selva y lluvia”.
alacios, paralítico, se fue hace años a París; un gran especialista francés lo libró de las muletas y ahora anda por sus propios medios. Las últimas noticias lo hacen en Praga y todo invita a creer que milita en el comunismo.

Otras novelas de valía, las que escribieran Manuel Zapata Olivella y Teresa de Jesús Varela.

¿Y la política? Bueno, ya se sabe que el negro es politiquero hasta la médula. Diego Luis recuerda con fruición al “negro Brito”, celebérrimo en la época nuñista, a Manuel Saturio Valencia y a Luis A. Robles.
Valencia era organista en la iglesia de Quibdó, pero escribía en los periódicos y distribuía volantes que preconizaban ideas socialistas.
Le aterraba la corrupción de la burguesía, a tal punto que decidió incendiar la ciudad. Se pudo demostrar que el incendiario era él y le correspondía pena de muerte.

La agitación del pueblo negro fue tremenda; se acusaba a los blancos de no haberlo defendido con fervor y sinceridad, y hasta de esconder el telegrama de Bogotá que le conmutaba la pena.

Lo velaron vivo. El lloriqueo inundó a Quibdó. El día de la ejecución lo pasearon por toda la ciudad, amarrado, con fuerte escolta y al son de los tambores.

Llegando al patíbulo, el reo pidió permiso para despedirse del pueblo y pronunció una feroz arenga revolucionaria. “El hombre en pos de su destino ciego avanza…” Hasta hoy repiten los bogas sus palabras.

Robles ha sido, acaso, el más recio compañero del general Uribe como parlamentario. Ambos fueron miembros de la cámara al mismo tiempo. Mas tarde, Robles vino a ser el único liberal y fue entonces cuando, vejado de palabra por un conservador, replicó con aquella frase: “Negro sí, pero los huesos de mis antepasados blanquean sobre las murallas de Cartagena”.

Diego Luis recuerda a otros parlamentarios notables. Sofonías Yacup era de Timbiquí, población situada en el vértice de tres departamentos; él usufructuaba las curules de los tres, según sus intereses del momento.

Antonio José Camacho fue en su juventud tan pobre que no tenía donde dormir. ¡Qué elocuencia la suya! En una ocasión, un sastre y un zapatero, para demostrarle su entusiasmo, lo vistieron gratis de pies a cabeza, incluído un par de zapatos amarillos con los que el negro era un verdadero espectáculo.

Otro abogado y orador brillantísimo fue Eleazar Flórez Vergara, que representó al Valle en el Congreso.

Actualmente, además de Córdoba y de Arriaga –chocoanos ambos- se sientan en el Senado el bolivarense José Santos Cabrera, negro puro, y dos de filiación laureanista: el arquitecto Ricardo Eleázar Valbuena y el abogado Osías Lozano Quintana. Ambos son hijos de padre y madre mulatos.

La Cámara de Representantes está engolosinada con las artes oratorias de sus miembros de color, como Nathanael Díaz, lopista de Cauca; Néstor Urbano Tenorio, liberal del Valle; Ramón Lozano Garcés, liberal del Choco; Julio Escallón, liberal de Nariño; Libardo Arriaga Copete, laureanista chocoano, Isaac Sánchez Palau, también laureanista, y Leopoldino Machado, liberal.
Pero no hay duda de que Diego Luis Córdoba es el parlamentario más hábil cuando se trata de hacer pasar una ley. Su experiencia de cerca de treinta años en los escaños de ambas cámaras ha hecho de él un maestro del parlamento.

Siempre lo ha elegido el liberalismo, pero él tiene su propia fórmula de juramento: “Juro que soy liberal para estos efectos”. (…)

Diego Luis Córdoba en semanario Política y algo más (1961)






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EL LIDER NEGRO

El pueblo te quiere a ti; Diego Luis, el pueblo te quiere a ti?

Primero, de concejero en el cabildo liberal más tarde de diputado y en el Congreso hoy estas.

El pueblo te quiere a ti; Diego Luis, el pueblo te quiere a tí.

El pueblo te quiere a ti; Diego Luis, el pueblo te quiere a tí.

Con todo y que eres bien negro ya los blancos te respetan porque dices la verdad, y se quitan el sombrero cuando te miran pasar.

Sabemos en esta tierra cómo vales de verdad.

eres ya nuestra bandera. Después de tí, nadie más.

Tú eres negrito y la sangre de los que estamos abajo, de los que tenemos hambre y no tenemos trabajo, de los que en la huelga sufren la bayoneta calada, de los que en las elecciones son los que luchan más, para que después los olviden y ni trabajo ni más.

El pueblo te quiere a ti; Diego Luis.

el pueblo te quiere a ti?

JORGE ARTEL

Tomado del libro "Tambores en la noche"


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DOCTOR DIEGO LUIS CORDOBA

GRANDEZA Y HERENCIA

Por Juan de Dios Mosquera Mosquera


Nació en Neguá, Comunidad Negra del Chocó, el 21 de junio de 1907, y murió en Ciudad de México, el 1° de mayo de 1964. Aprendió las primeras letras en su poblado, terminando la primaria en Quibdó, donde estudió hasta el 40 de bachillerato en el Colegio Carrasquilla, y se graduó de bachiller en el Colegio San José, de los Hermanos Cristianos, en Medellín.

En la Universidad de Antioquia inició sus estudios de Derecho; los concluyó en la Universidad Nacional de Bogotá, recibiendo el título de Doctor en Derecho y Ciencias Políticas el 30 de noviembre de 1932, y especializándose en Ciencias Económicas. Tuvo el honor de ser el primer abogado chocoano.

Era estudiante universitario cuando abrazó las ideas socialistas, se vinculó al Partido Liberal, al no existir un Partido Socialista, donde, en poco tiempo comenzó a destacarse como líder, orador y defensor de los derechos de los sectores populares y marginados, en especial, de las Comunidades Negras, las clases obreras yios campesinos. En 1930, organizó la Juventud Liberal Universitaria, y en 1931, fue elegido diputado suplente del doctor Carlos Lleras Restrepo en la Asamblea de Cundinamarca.

Muy pronto su inteligencia y gran capacidad de liderazgo lo hicieron famoso en toda la nación como uno de los políticos socialistas más reconocidos y apreciados por el pueblo colombiano. Entre 1933 y 1947 fue representante a la Cámara, primero por Antioquia, que se robaba los votos chocoanos, y luego por el Choco. Fue Senador por el Chocó desde la fundación del departamento hasta su muerte.

El doctor Diego Luis Córdoba durante toda su vida actuó con grandeza y honradez y concebía la política como el servicio y entrega en beneficio de la Comunidad. Actuando como representante político del Chocó se convirtió en el más digno vocero y representante de las Comunidades Negras Afrocolombianas, y colocó la identidad negra, su raza africana, como emblema y fuerza en todas sus luchas. Nunca dejó de ser persona negra en ninguna parte y por más alcurnia que tuviese su interlocutor, jamás permitió un chiste o una ofensa contra lo que él llamó "su raza negra".

Una de sus grandes preocupaciones fue la conquista del respeto, la independencia y la igualdad política de la persona negra dentro del Chocó y en el país. No aceptaba que el Chocó fuese considerado territorio intendencial y tratado con desprecio por el Gobierno y la comunidad blanca. Concibió un proyecto de vida con dignidad para el Pueblo Negro, proclamó sus derechos humanos contra el racismo haciendo temblar con su voz y su verdad al Capitolio Nacional. Para lograr estos nobles propósitos luchó por conquistar una reforma de la Constitución Nacional que pudiera crear el Departamento del Chocó y lograr la independencia polftica frente al colonialismo antioqueño. Uno de los discursos más importantes pronunciados en el Congreso de la República fue "ELOGIO A LA RAZA NEGRA" pronunciado durante varias horas por nuestro gran héroe.

Durante su ejercicio público fue Presidente de la Juventud Liberal Universitaria, Juez, Concejal, Embajador Plenipotenciario, Representante a la Cámara, Senador, Miembro del Gran Consejo Electoral, profesor titular de Derecho Romano, Presidente de la Conciliatura de la Universidad Libre, Profesor de Derecho Laboral en el Instituto Superior del Trabajo y miembro de la Dirección Nacional del Partido Liberal. Nunca se limitó a una sola rama del saber y estudiaba diariamente: su gran personalidad y brillantez intelectual fue resultado de sus estudios como abogado, economista, político, filósofo y lingüista. Además del español, su lengua natal, a prendió el griego, latín, francés, inglés, alemán y, cuando fue sorprendido por la muerte, estudiaba el ruso.

La grandeza del doctor Diego Luis Córdoba podemos apreciarla al determinar tres de sus mayores realizaciones en su lucha por un proyecto de vida para nuestro Pueblo Afrocolombiano. Veamos:

1. La creación del Departamento del Chocó y su independencia política de Antioquia. Él quiso hacer del Chocó la Patria Libre del Pueblo Negro dentro del territorio nacional.

2. El reconocimiento real del derecho a la educación para la persona y las Comunidades Negras. La educación es la base de la lucha del Pueblo Negro para la eliminación del racismo y la conquista de nuestros derechos. Su frase magistral debe estar siempre viva en la conciencia de cada persona negra, de cada colombiano: "Por la ignorancia se desciende a la servidumbre; por la educación se asciende a la libertad".

3. Logró el respeto y enaltecimiento a la presencia, protagonismo, inteligencia y valores de la persona negra y las Comunidades Afrocolombianas. El doctor Diego Luis supo demostrarle al país que la persona negra en sus comunidades tiene grandes potencialidades pero que el racismo y la discriminación las limitan e impiden desarrollarse. Si a los pueblos afrocolombianos se les permiten las condiciones necesarias para desarrollarse con libertad y dignidad, pueden aportar muchísimo, lo inimaginable, en la construcción de su propio proyecto de vida y de toda la nación, en todas las esferas y niveles de la sociedad colombiana.

Hoy, al mirar la grave situación social de las Comunidades Negras tenemos suficientes realidades para pensar que las élites blancas se asustaron ante la grandeza del doctor Diego Luis y la "raza negra" que estaba representando. Desde entonces nos han estado. limitando las condiciones para que podamos educamos en todos los campos, y poder ocupar los espacios representativos que nos corresponden dentro de la vida económica, social, política y cultural de la sociedad nacional. Es un temor a que se ennegrezca la nación con el aporte de las inteligencias de centenares de hijos de Diego Luis Córdoba.

Así habla el doctor Carlos Lleras Restrepo del doctor Diego Luis Córdoba:

"Hay que conocer a Diego Luis Córdoba en su vida íntima para apreciar la grandeza de su corazón, la capacidad del deber y la responsabilidad, su actitud inquebrantable y su inteligencia multifácetica que ha recorrido todos los campos del saber humano: la literatura, la historia, la filosofia, la sociología y la geografía; su hondo sentimiento del arte y la belleza; su sensibilidad, su amor al pueblo de los humillados, su hidalguía y su simpatía por el dolor y las desgracias ajenas".

En esta etapa dificil que vivimos los colombianos, pero en especial las Comunidades, nuestras juventudes deben retomar el pensamiento y la herencia que nos dejó el doctor Diego Luis Córdoba. Debemos organizarnos y mantener la solidaridad con nuestras Comunidades, capacitamos y colocarnos al servicio de su proyecto de vida, de su proyecto político autónomo, con conciencia e identidad de personas negras, de pueblo.

Del doctor Diego Luis debemos retomar la seguridad y la firmeza con que defendía los derechos, la identidad y la dignidad de la persona negra:

"Me rechazan muchos la emoción con que defiendo a los Negros y mi empecinamiento por enaltecerlos. Llaman a este afán mío "lucha de razas, cordobismo y racial socialismo", yio condenan en nombre del socialismo que profeso. Pero olvidan que mi lucha nunca ha consistido en decretar la guerra del Negro contra el Blanco, sino en reclamar para el Negro iguales oportunidades en la economía, en la educación, en la instrucción, en el aprecio social, en la administración...

Por eso me revuelvo cuando sé de Negros que se oponen a mis ideales y se tornan luego en verdugos de mi propia raza y de los trabajadores. Me parece que ellos reniegan de sí mismos, se avergüenzan de sus madres y añoran subconscientemente los tiempos en que nuestros antepasados pagaron el derecho de pernada, y nuestros abuelos, el sometimiento abyecto del amo sátiro, ignorante e inclemente.

Defiendo los intereses de las clases laboriosas y propendo por el engrandecimiento de mi Pueblo. He allí el sentido de la emoción racial".

La lucha contra el racismo y la discriminación que afrontan los pueblos afrocolombianos nos exige reconstruir el camino que nosotros hemos protagonizado. Debemos resaltar nuestra presencia dentro de esta nación organizándonos, asumiendo el Cimarronismo como nuestra conciencia, movilizándonos a conquistar, unidos, la vida con dignidad que se nos está negando. El amor por nuestras Comunidades, por nuestros territorios, no lo podemos expresar simplemente con palabras; es necesario que lo demostremos a través del compromiso militante con sus luchas y aspiraciones:

"Sí, amo al Chocó hasta lo indecible, con un amor más acendrado que el amor del hijo por el padre; lo amo con el amor de la madre por su hijo". (doctor Diego Luis Córdoba).

Por un futuro digno para el pueblo , revivamos al doctor Diego Luis en cada uno de nuestros hijos. Él vive en nuestras luchas contra el racismo, él seguirá viviendo ennuestro pensamiento el Cimarronismo.

¡Honor y gloria al doctor Diego Luis Córdoba!

Nota: La fuente bibliográfica fundamental fue el libro Perfiles de Diego Luis Córdoba. César E. Rivas Lara. Edit. Lealon, 1986

lunes, 6 de octubre de 2014

NI TAN POBRE BOGOTÁ (AJGF)

Comentario sobre la reciente columna de Marta Ruiz en la sección de opinión de la Revista Semana (Semana.com ) del domingo 6 de octubre de 2014.

                       NI TAN POBRE BOGOTÁ.

Vivo en Medellin y por razones de trabajo paso en promedio seis días por mes en Bogotá. Me muevo por todos lados, hablo con mucha gente. Francamente, hay grandes diferencias, pero en el fondo Medellin y Bogotá son solo dos Urbes con los problemas de cualquier conglomerado humano a nivel mundial.

Claro que hay trancones, que tambien los hay y peores en Medellín, en Ciudad de Panamá, en Santo Domingo, en Caracas, en Washington, en Nueva York, por que me ha tocado sufrirlos y no son menos eternos y desesperantes que los de Bogotá. Igual ocurre con el transporte publico, o si no, trate de subirse al metro de Nueva York o de Caracas an una hora pico. Inseguridad, ni se diga, Bandas delincuenciales, iguales o peores, y en eso si que le ganamos en Medellin a todas las otras.

Ahora, sitios turísticos, museos, inmensa diversidad de actividades culturales, arte de todas clases y para todos los gustos y bolsillos, en fin.  Los reales sitios de interés turísticos están excelentemente administrados, mantenidos, preservados y documentados, y son incontables en Bogotá, pero los bogotanos ni los conocen. 

En Medellin el turismo cultural es muy limitado a dos o tres teatros de limitada cartelera,  dos museos de arte y alguna casa de interés histórico, y del resto son las cacareadas y laureadas innovaciones, muchas de las cuales se caen a a pedazos como el Space o la biblioteca España. 

También tenemos huecos, los trancones son monumentales y hay bandas delincuenciales por doquier seguramente dirigidas por noveles empresarios del crimen, retoños de la tantas veces acabada "oficina" que no es problema de envigado sino de todo el país. Tantos problemas sociales, drogadicción, hambre y miseria como los hay en Bogotá y en otras capitales del mundo.

Lo que hace la diferencia, es que  tenemos en Medellin y en Antioquia una clase dirigente y unos medios de comunicación aliados y asociados alrededor de la alcaldía y la gobernación. Totalmente $olidaria, (con signo de pesos; $ no es un error) dedicados a ensalzar los logros y a minimizar (y hasta ocultar) los problemas locales, produciendo una imagen de oasis grandioso y féliz donde los problemas ciudadanos están resueltos en un "océano de mermelada sagrada, en una eternidad de aburrición" como diría el maestro Estanislao Zuleta.

Y son tan pretenciosos, que cuando excepcionalmente bajan los indices de homicidios, (por que los matones se levantaron tarde, o no quisieron salir a matar ese día, o se pusieron de acuerdo con otros para no matar ese día o simplemente para rebajar el indice y no llamar atención a nivel nacional y así convenientemente y $$$olidariamente ayudarle a las administraciones para que no se molesten en perseguirlos) salen sin ningún pudor a cacarear y a trinar diciendo: “este mes salvamos tantas vidas”.

En Bogotá ocurre lo mismo, pero en sentido contrario. La clase dirigente está aliada también con los mas grandes medios de comunicación del país, pero para maximizar los problemas, ponerlos no solo en evidencia y denunciarlos, -lo que hasta ahí me parecería muy bien-, sino que lo hacen con dolo y saña para estratégicamente generar incertidumbre y zozobra en la población a la que solo le llega el mensaje redundante de ir marchando hacia la gran debacle, hacia la Hecatombe, como podría decir alguno de ellos. 

Expertos en propaganda gris, (o negra) no ponen casi nada fuera de contexto, pero si habilidosamente refuerzan la percepción negativa del contexto, creando el muy sombrío y angustioso panorama. Todo reforzado por comentaristas mercenarios pagados y Hackers expertos en campañas mediáticas de pesimismo y hasta de odio.

La Bogotá humana que yo percibo hoy después de mis reiteradas y frecuentes visitas desde hace mas de 30 años, que me han permitido hacerme una imagen distinta seguramente, subjetiva como la que más pero no quiero dejar pasar esta oportunidad de comentar que es distinta y mejor que la que antes percibía. 

Es más humana, es más cercana a la gente, es más incluyente, es más solidaria. Lo que pasa es que esa ciudad tiene una altísima concentración de la clase dirigente y política de Colombia, por ser el centro del poder y todos son de aquellos que siempre verán el vaso medio vacío. 

He dicho siempre que la paz de Colombia pasa necesariamente por la paz de Bogotá, y eso lo saben, con certeza, todos los que no solo quieren que al equipo del alcalde le vaya mal, sino que se mantenga la inconformidad permanente y el rechazo a un proyecto de ciudad por el simple hecho de ser de izquierda. 

El ataque psicológico, el matoneo permanente y sistemático a la alcaldía y los funcionarios de la Bogotá Humana es un ataque no solo a la ciudadanía que la habita, sino también a la búsqueda de la paz y la reconciliación en Colombia.

/ANTONIO J. GARCÍA FERNÁNDEZ

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