sábado, 28 de marzo de 2015

DOS VISIONES DE LA VIDA DEL TENIENTE ALBERTO CENDALES CAMPUZANO. TRATANDO DE ENTENDER (38)

Nota del editor: Un capitulo de la historia que se trata de ocultar fue el que protagonizó Cendales, que en mi concepto fue un militar que tuvo criterio social, que entendió que su papel como instrumento de poder de la clase política y económica de su época los tormentosos y violentos años 50 cuando se gestó esta guerra que hoy tratamos de entender, pero sobre todo, de superarla para bien del país.  Es de resaltar su patriotismo, su lealtad y su moral militar que no coincidían  con los de sus superiores pero que los quizo hacer valer según su criterio y visión social y termino enfrentado al establecimiento. Un verdadero revolucionario y por tanto un  "mosco en la sopa" de la institución militar.  compartimos en este blog dos visiones de la vida del teniente Alberto Cendales. La de alfredo cardona tobón en el blog historia y región y la de Jaime Jaramillo panesso en el periodico virtual Debates.
AJGF



LAS REBELIONES DEL TENIENTE ALBERTO CENDALES CAMPUZANO
por : Alfredo Cardona Tobón

http://historiayregion.blogspot.com



Alberto Cendales Campuzano murió en Bogotá el 25 de mayo de 1976 en un accidente de tránsito frente a la Escuela de Policía General Santander, después de una corta y accidentada vida de rebeldía contra el establecimiento, como otro Quijote enfrentado a los molinos de viento.

Cendales fue un militar inteligente, osado y valiente como pocos, que combatió las guerrillas comunistas de Juan de la Cruz Varela en Sumapaz y se levantó contra las oligarquías bogotanas que han monopolizado el poder, en acciones sin precedentes en la historia colombiana.

Cendales fue una pesadilla para los dirigentes del Frente Nacional; no hubo prisión militar que lo contuviera; en cinco oportunidades escapó de sus captores y en los intervalos de libertad trató de organizar células guerrilleras guerrilleras en el Huila y los Santanderes. Sus fugas fueron espectaculares: se escurrió por una ventana de la Embajada de Paraguay, perforó un muro en el Batallón Guardia Presidencial, escapó de una jaula en los calabozos del Servicio de Inteligencia Colombiano- SIC-, burló la vigilancia en la Escuela de Sanidad y en la Escuela Blindada huyó por un boquete junto con el comandante de la unidad, 130 reclutas y ocho camiones orugas.

Como en las novelas de amor, al lado de Cendales estuvo la “Mona” Inés Peláez, una pereirana que lo acompañó en sus aventuras y le brindó todo el apoyo en la enfermedad y el cautiverio, en las buenas y en las malas. Sin embargo la “Mona” fue el eslabón débil de Cendales, pues siguiendo sus pasos los detectives del F2 capturaron a Cendales en un céntrico hotel de Bogotá y lo recapturaron en una finca de Santander tras un intenso tiroteo.

Cendales tuvo las vidas de un gato: sobrevivió al volcamiento de un camión cuando fue emboscado por el ejército; en otra ocasión se fugó con una herida en una pierna; en otra lo internaron con una afección pulmonar en el pabellón de tuberculosis de la Picota sin prestarle ayuda médica; en la fuga con la tropa de la Blindada su tanque rodó por un precipicio cerca de la población de Guasca y mal herido e inconsciente lo tiraron en el platón de una volqueta que lo llevó a Bogotá.

Este rebelde con causa fue instrumento de los mandos superiores que querían desestabilizar el régimen para llevar a Rojas Pinilla de nuevo a la presidencia; fue tal su fama aventurera que el Che Guevara lo visitó en su paso por la capital colombiana. El temor de las autoridades rayó en la histeria: aún inválido y enfermo le adjudicaron cuanto torcido grave se presentó en la República, no lo asesinaron porque para numerosos colombianos Cendales Campuzano era un héroe y por eso su muerte tendría graves implicaciones.

En la vida del teniente Cendales dos hechos parecen de película: el uno fue la operación Cobra del dos de mayo de 1958 y el otro la conocida rebelión de los tenientes acaecida el 11 de noviembre de 1961.

OPERACIÓN COBRA

Un grupo de militares inconformes urdió un golpe de estado para remplazar a la Junta Militar que sucedió al general Rojas Pinilla. En la delicada misión liderada por el coronel Forero Gómez, al teniente Alberto Cendales Campuzano se le encomendó la organización y dirección de las patrullas destinadas a capturar a los miembros de la Junta Militar y a los comandantes del Ejército y de la Brigada de Institutos Militares- BIM-

En la madrugada del dos de mayo de 1958, dos días antes de las elecciones para presidente, un grupo de soldados en traje de fatiga apresó al comandante del Ejército, general Iván Berrío Jaramillo, en tanto que otros comandos capturaban a cuatro integrantes de la Junta Militar y al candidato presidencial Alberto Lleras Camargo.

No pudieron a pesar al contraalmirante Rubén Piedrahita Arango pues estaba fuera de su vivienda en parranda con unos amigos; y a Lleras Camargo, en la confusión del momento, los golpistas lo entregaron a una patrulla leal al gobierno que lo condujo al Palacio de San Carlos donde se reunió con Piedrahita Arango.

Los conjurados se atrincheraron en las instalaciones del Batallón Caldas situados en Puente Aranda donde tenían retenidos a los generales París, Navas, Fonseca y Ordoñez, miembros de la Junta Militar de gobierno y al general Berrío, comandante del ejército. Pasaron las horas y los alzados en armas vieron que no tenían respaldo de los militares ni de la ciudadanía. Al verse rodeados por tanquetas y lanzallamas al coronel Forero Gómez no le quedó otra alternativa que rendirse con la promesa de una amnistía para su gente y uno a uno liberó a los generales que estaban en sus manos.

– Nos volveremos a ver-exclamó Navas Pardo al pasar al lado de Cendales. Y así fue. De ahí en adelante no cesaron de perseguir a Cendales a pesar de la promesa de no tomar represalias.

LA REBELIÓN DE LOS TENIENTES

Mientras estuvo cautivo en la Escuela Blindada, Alberto Cendales hizo amistad con el teniente Enrique Escobar, Jefe de Seguridad de la unidad. Entre los dos combatientes hubo una gran empatía, pues Escobar consideraba que con Cendales estaban cometiendo una gran injusticia, porque consideraba que en la rebelión del dos de mayo de 1958 el teniente solo estaba cumpliendo órdenes superiores.

Cendales se ganó la confianza de la tropa y convenció a Escobar de que tenían que acabar con la oligarquía y la plutocracia que manejaba el país, y la forma era uniéndose a las guerrillas de Minuto y Tulio Bayer en los llanos orientales y desde allí abrir campaña contra el gobierno de Lleras Camargo.

En la noche del once de octubre de 1961, Escobar y Cendales levantaron la tropa y con engaños salieron de la Blindada en ocho camiones y cuatro orugas con ametralladoras. La columna salió de Bogotá y paró en Guasca, pero algunos soldados que se dieron cuenta de que no estaban en ejercicios sino en plan de revuelta, desertaron y dieron aviso de los movimientos rebeldes.

Al amanecer, la aviación entró en acción y empezó a acosar a la columna blindada en tanto que Cendales respondía con fuego de ametralladora. En un descuido del conductor el vehículo rodó por un abismo y Cendales quedó inconsciente y mal herido al lado de la tanqueta destrozada.

Las tropas leales al gobierno cercaron a los rebeldes en Gachetá y el teniente Suárez trató de convencer a su amigo Escobar de que se entregara para evitar un baño de sangre, pero Escobar se resistió y en un lance confuso Suárez disparó y Escobar cayó al suelo con tres disparos que le segaron la vida.

Cendales quedó casi inválido; después, acosado por los detectives y por la vida, sus ideas dieron un vuelco radical hacia la izquierda. Tuvo la fortuna de tener una gran mujer a su lado y la desgracia de creer que podía cambiar el rumbo de su patria.



CUANDO LOS TENIENTES MORIAN POR FUEGO AMIGO
Por: Jaime Jaramillo Panesso. 

http://periodicodebate.com/index.php/opinion//3253-cuando-los-tenientes-morian-por-fuego-amigo

El Presidente de la República, Teniente General Gustavo Rojas Pinilla, abandonó el país el 10 de mayo de 1957. Entonces una Junta Militar, compuesta por los cinco jefes de las armas que componían las Fuerzas Armadas, ejerció el poder, etapa de transición hacia el Frente Nacional, una alianza de conservadores y liberales que permitió terminar con la “violencia”, denominación de una guerra civil que duró cinco años, bajo la dictadura de Laureano Gómez, y trescientos mil muertos. En el fondo de esta guerra se presentaba una confrontación entre el franquismo (una modalidad de fascismo) y las fuerzas democráticas que vencieron mediante un extraño golpe de estado. Por la naturaleza mayoritaria que lo apoyaba, se denominó “golpe de opinión”.


Mientras esto discurría, un joven tolimense, Alberto Cendales Campuzano, observaba la política colombiana desde su condición de militar activo. Había estudiado en la Escuela de Cadetes donde fue el primero del curso. Combatió en Sumapaz a la guerrilla comunista de Juan de la Cruz Varela. Cuando cae Rojas Pinilla, Cendales ya teniente, se encontraba en el batallón de la Policía Militar al mando del coronel Forero Gómez, oficial muy cercano al General Rafael Navas Pardo, miembro de la Junta Militar de Gobierno, la cual abrió el camino de regreso a la democracia. Un año después, 1958, se prepararon las elecciones presidenciales donde participaban como candidatos, Alberto Lleras por el Frente Civil y Jorge Leyva por el laureanismo, cuyo jefe estaba en el exilio. El Coronel Forero Gómez convenció a un grupo de oficiales jóvenes para dar un golpe de estado el 2 de mayo de 1958 y sumaba a otros de alta graduación. El objetivo era reponer al General Rojas Pinilla en la Presidencia, puesto que era legítimo el cargo, según la determinación de la ANAC, Asamblea Nacional Constituyente que hubo de convocar el régimen. El golpe fracasó, no obstante que el Teniente Cendales capturó a tres de los cinco miembros de la Junta Militar. El coronel Forero se escondió en Arboledas, Santander, pero sobre Cendales cayó la persecución judicial militar. Cendales se asiló en la embajada del Paraguay de donde se escapó de sus guardianes externos y huyó hacia los Llanos orientales. Capturado semanas después, lo internaron en el Hospital Militar, mientras era juzgado por rebelión militar y fuga. También de allí se escapó y de nuevo cayó preso cuando se hallaba en un céntrico hotel de Bogotá con una amiga. Detenido en el Batallón Guardia Presidencial, huyó por el método descolgante de sábanas e inició un foco de resistencia en El Playón, Santander. Después de una escaramuza, lo recapturan el 27 de junio de 1960. Recluido en el Das, se fuga por medio de una cuerda, pero se entrega luego voluntariamente y se adelanta el juicio por sus diferentes delitos, mientras está preso en los cuarteles del Grupo Mecanizado No. 1.


Mediante argucias logra salir, se dirige al Batallón Caldas y convence al teniente Enrique Escobar que lo acompañe a unirse a las guerrillas de los Llanos, probablemente a la del médico Tulio Bayer. Con cinco camiones, varias tanquetas y orugas y 135 soldados toman camino de La Calera. Tropas leales al gobierno los persiguen, incluyendo vuelos rasantes de aviones de la Fac. Un camión en el que iban Cendales, su hermano Jaime de 13 años y una amiga, Inés Peláez, se vuelca, causándole graves heridas al Teniente Cendales. En tales condiciones lo llevan al Hospital Militar. Mientras tanto, al teniente Escobar le impetra rendición el Coronel Sabogal. Los soldados observan la escena sin inmutarse. Un Teniente, Agustín Suárez, se acerca a Escobar, pistola en mano, le pide rendición, pero Escobar se niega y le tira una patada. Entonces Suárez dispara tres veces y el teniente Escobar queda muerto en plena carretera de Gachetá, donde termina lánguidamente la rebelión.


Cendales realizó cinco espectaculares fugas que le dieron un hálito de rebelde con causa. Pero después de Gachetá se derrumba, pasa al estadio de la delincuencia común, participa en un intento de atraco en Barranquilla, en un atentado con carro bomba en Bogotá y perece el 24 de mayo de 1976 en un accidente de tránsito frente a la Escuela de Policía. Pretendió ser un revolucionario influido por la causa castrista, tan presente en la década de los sesentas. Pero la mezcla explosiva de su personalidad de “héroe” hollywoodense, no le permitió vivir para la “gloria”. Lo cual no significa que se participación en los sucesos históricos del golpe militar contra la Junta, no estuvieran teñidos de una convicción institucional de la época. Acaso el teniente Cendales fue solo un aventurero utilizado por mandos más altos y más oportunistas que él.

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