sábado, 14 de mayo de 2016

LA ANOMIA: LA ENFERMEDAD DE LA SOCIEDAD COLOMBIANA. TRATANDO DE ENTENDER (55)


La anomia: la enfermedad de la sociedad colombiana

Pasarse la calle sin respetar el semáforo, colarse en el transporte público, ocupar indebidamente el espacio destinado para las personas de la tercera edad y los niños, saltarse la fila son algunas faltas de civismo que son comunes a diario en nuestra sociedad. ¿Existe una explicación científica que nos permita identificar una regularidad en este hecho? pues bien, el profesor Víctor Reyes Morris ha venido estudiando el fenómeno desde hace algunos años y resultado de su investigación y tesis doctoral acaba de publicar su libro “La Anomia. Espacios, tiempos, y conflictos anómicos. Análisis de casos”.

Víctor Morris es profesor de la Univesidad Nacional de Colombia. Exconcejal de Bogotá y exrepresentante a la Cámara. Uno de los actuales candidatos a la decanatura de la Facultad de Ciencias Humanas.
Su libro lleva por título ‘La Anomia. Espacios, tiempos, y conflictos anómicos. Análisis de casos.’ ¿Qué es la anomia?
La anomia es una situación social en la cual las normas han perdido su fuerza reguladora, una pérdida de legitimidad. Es un momento transicional de una sociedad que tiene efectos de inestabilidad, desintegración y otros no deseables. El concepto lo trajo a la sociología y al análisis de las sociedades uno de los padres fundadores de esta disciplina, el francés Emile Durkheim. Pero ha ido evolucionando y por los menos puede distinguirse tres enfoques sobre el mismo.
Desarrolle un poco más la idea…
El primero al que me refiero implica un momento transicional de una sociedad. Metafóricamente una época de oscuridad entre un orden social que aún no muere y otro que aún no nace. El segundo hace referencia a la desviación social y una anomia más dirigida hacia conductas individuales, una dislocación entre medios y fines sociales como las llamaba el sociólogo Robert Merton y un tercer enfoque dirigido a considerar la anomia como una expresión de resistencia hacia un orden establecido como lo han expresado pensadores como Michel Maffesoli entre otros.
¿La sociedad colombiana padece de anomia?
Sí. No hemos logrado un orden social incluyente y aceptable para todos. Nacimos como una sociedad muy desigual producto de un orden colonial segregado que no logró superarse con la Independencia y se reprodujo esa misma sociedad con instituciones igualmente excluyentes. En esta nueva sociedad, de discurso poscolonial se continúa afirmando, a modo de chiste que la ley era para los de “ruana”. Las normas consideradas como privilegios o usadas para oprimir a otros no ofrecen una legitimidad integradora. Padecemos de anomia, no soy el primero en decirlo, ya ha habido otros tanteos, como el del profesor Mauricio García Villegas y Antanas Mockus.
¿Se puede medir la anomia?
Han existido algunas propuestas como la de Leo Srole en Estados Unidos. También han existido otros intentos. Conozco una tesis de maestría en psicología de la Universidad Nacional que se planteó el tema, pero los estudios siguen siendo más cualitativos. Los casos que analizo en mi libro corresponden más a este tipo de análisis.
¿Qué tanta recepción ha tenido este concepto en la academia durante los últimos años?
Más de lo que podría pensarse, de alguna manera recojo esto en mi libro. Algunos han abordado el concepto para un público más allá de la academia, como el ya desaparecido abogado y filósofo argentino Carlos Santiago Nino quien publicó un libro de mucho éxito en su país titulado: “Un país al margen de la ley”.
¿Cómo se puede entender que estando tan cerca a los centros materiales e institutos que representan el poder, existan sitios como ‘El Bronx’?
Es una gran paradoja, pero expresa varias cosas: entre ellas que Bogotá ya no tiene un centro único. Como algunos urbanistas lo han señalado, es policéntrica. También que el centro histórico se ha deteriorado y que las políticas de recuperación sólo han trasladado los espacios anómicos de un sitio a otro, del Cartucho al ‘Bronx’. Ese sí que es un típico espacio anómico, un espacio de transgresión permanente.
¿Cómo podemos librarnos de la cultura de ‘saltarnos las normas’ y de ‘dinero fácil’ que tanto daño le ha hecho a la sociedad colombiana?
Este es uno de los más profundos cambios que requiere la sociedad colombiana. El narcotráfico nos ha hecho mucho daño pero creo que aún hay esperanzas. Las autoridades deberían dar ejemplo. La única forma de librarnos de esta estas prácticas es mediante una intensa campaña educativa y de cultura ciudadana, que ha tenido episódicos momentos, cuando debería ser una verdadera política de Estado permanente, abundante y copadora de toda la vida ciudadana y de todos los procesos.
¿Explíquenos eso de que los carnavales son espacios anómicos?
Los carnavales son un caso de ‘tiempo anómico’ que es relativamente un breve espacio anómico por eso los distingo. En el libro, el ‘espacio anómico’, es un lugar permanente de transgresión, en mi definición. Me baso en los estudios de Mijail Bajtin sobre el carnaval medieval, que observa  estas fiestas como escape a situaciones de gran opresión como ocurría en la Edad Media.
¿Se puede usar la teoría de la anomia para explicar el conflicto social y armado que ha venido viviendo el país durante más de seis décadas?

Por supuesto. La recurrencia a la violencia es expresión de un conflicto normativo. La inexistencia de reglas sociales de convivencia comúnmente aceptadas, respetadas y cumplidas por todos. La violencia es la expresión de ‘todo vale’. Algo así ‘que como a mí no me cumplen yo arrebato’. También y quizás de fondo es producto de unas fallas estructurales del proceso de modernización de nuestra sociedad. Reitero lo señalado en el libro por cuanto puede tener la aplicación por la cual se interroga, el conflicto normativo -violento o no- es la expresión de una cierta incapacidad del orden social para establecer referentes normativos legítimos para todos los asociados.

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