domingo, 19 de febrero de 2012

EL CASO GARZÓN CON INTERPRETACIÓN COLOMBIANA. (AJGF)



Muy notorio ha sido el caso del juez Baltazar Garzón, quien se ha visto abocado a una condena por el mismo tribunal y el mismo sistema de justicia que ayudó a construir y que en España, su patria y en Europa protagonizó procesos no solo de resonancia nacional, sino continental y mundial. Fue quien se atrevió a procesar a Pinochet, el dictador chileno a quien tantísimas violaciones de derechos humanos se le atribuyen; apoyó a las victimas de las dictaduras militares en argentina, asumió el proceso de reconocimiento de las victimas del franquismo en su país, persiguió a los terroristas de ETA, persiguió al narcotráfico y se consolidó como un baluarte de la defensa del estado de derecho español, y un retador permanente al terrorismo de Estado. En resumidas cuentas, desde la judicatura ha sido un luchador por la defensa de los derechos humanos.



El caso judicial contra Baltazar Garzón se inicia en una conspiración en su contra que se originó en un proceso por corrupción, en el que ordenó un seguimiento telefónico a varios de los participantes en una de las mas grandes defraudaciones al fisco, casualmente una de esas defraudaciones que tienen al estado español al borde de la bancarrota total. 

La legislación española solo permite esas escuchas, en los casos de terrorismo, y de nada valieron las analogías, ni las argumentaciones sobre que la corrupción es tanto o mas relevante jurídicamente que el terrorismo. El juez se equivocó y se extralimitó y hoy paga por ello. 

No se consideró por parte del tribunal que la fiscalía, y sectores de las altas cortes aceptaban como licitas esas conductas, y que el mismo tribunal en casos anteriores había validado conductas de ese tipo, o sea que había jurisprudencia favorable previa de el mismo tribunal, la Real Audiencia Española. Tampoco se consideró seguramente que los escuchados e investigados, quienes a la postre resultaron siendo las victimas, fueran personas afines al gobierno actual, y cercanas al mismo presidente del gobierno de ese país. 

El juez se equivocó y se extralimitó y hoy paga por ello. 

O sea, que si uno percibe esto en estas latitudes bastante retiradas de la madre patria, en España la percepción generalizada es de que fue un fallo, mas que político, una venganza contra Garzón por su decidida lucha, que con hechos palpables y notorios ha realizado en bien de la justicia universal y de la de su país. Es la revancha de los corruptos. No es gratuito que mientras el 70% de los consultados en las encuestas de opinión piensan que hay un complot contra Baltazar Garzón, mas del 70% de los encuestados en otra encuesta tienen una pésima imagen del actual gobierno español.

El gobierno colombiano ha decidido continuar con la asesoría que le ha brindado Baltazar Garzón a través de la OEA en materia de justicia transicional. Actitud en nuestro concepto, razonable, toda vez que se permite dar continuidad a su importante trabajo y nadie desconoce las capacidades que en esta materia tiene el mencionado ciudadano español.

Pero por Colombia se ataca también al señor Garzón. El poderoso e intocable Procurador General de la Nación, a quien se le ha concedido por gracia constitucional la potestad disciplinaria y jurídica sobre los funcionarios públicos, y el mismo se ha concedido potestades morales por la gracia de Dios, descalifica la asesoría que en materia de justicia transicional le ha brindado Garzón a Colombia, poniéndole en el mismo lugar de funcionarios investigados en Colombia, por chuzadas ilegales, llamándolo prevaricador y delincuente.

¿Será que el procurador no conoce los antecedentes? ¿será que María del Pilar Hurtado la asilada exdirectora del supuestamente extinto DAS puede tener la experticia suficiente para asesorar a otro estado sobre solución de conflictos o justicia transicional? ¿Alguien vio al juez Garzón pidiendo amnistia o indulto, preparando impunidad o buscando asilo político en otro país, a pesar de la evidencia de la persecución política en su contra, por parte de sectores afines al gobierno español? ¿Cómo ha sido la reacción del condenado, si no ha sido otra que, dar la cara, afrontar los cargos con decoro y respeto, a pesar de los antecedentes que se conocen únicamente por la prensa y no por su acción?

No se le olvide al señor procurador, que Colombia también está llena de funcionarios corruptos, y que algunos van a querer montar “venganzas criminales” en su contra, por razón de sus pronunciamientos, seguramente todos ajustados a la Constitución y a la Ley, como le ocurrió al Juez Baltasar Garzón en España, contra quien se dirigió una andanada de procesos judiciales para desprestigiarlo, hasta que uno logró su objetivo.

Darle "madera" a un ciudadano extranjero, caído en desgracia en su paìs pareciera mas un "moralista" discurso de reelección, que utiliza la coyuntura en contra de esta persona, para darse un sonoro pantallazo. Por ahora es conveniente no tocar ciertas instancias del poder en Colombia. Habrá que verlo refiriendose con tal vehemencia contra los miembros del Senado, titulares de su posible reelección, que esten siendo investigados disciplinariamente por la procuraduría cuando se este planteando su permanencia como Procurador General para el periodo inmediatamente siguiente.


Mas bien sin dejar de actuar con decisión y contundencia en todos los casos de corrupción que carcomen nuestro Estado, debería pensar en utilizar la vehemencia verbal en contra de los implicados, pero siempre teniendo presente el viejo adagio que dice “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”

1 comentario:

URABAHOY dijo...

Escuchando al juez Garzón
columna en elespectador de colombia.
Por: María Elvira Bonilla

"El Tribunal Supremo puede apartar al juez Baltasar Garzón, pero a la justicia nada ni nadie podrá apartarle del juez Garzón. Nunca".


Con estas palabras la directora de cine Isabel Coixet recibió, en medio de ovaciones, la semana que pasó el Premio Goya al Mejor documental por su película Escuchando al juez Garzón. Un trabajo documental sobre el proceso judicial que condujo a inhabilitar al juez durante once años. La academia española fue la encargada de escoger a los ganadores y esta vez interpretó un sentimiento que ronda a muchos españoles que consideran la decisión desproporcionada e injusta, producto de los cientos de causas que ha asumido el juez afectando intereses y poderes. La entrevista, que es el hilo conductor del documental ganador, se convirtió en un libro titulado La fuerza de la razón, en el que queda clara la visión que tiene Garzón de la justicia y su compromiso de lucha impenitente por el derecho de defensa que tienen las víctimas, que son usualmente los más débiles, sin importar fronteras.
Por esto se atrevió a remover el pasado de la historia de la Guerra Civil. Mucho se ha sabido, gracias a él, del horror de lo allí ocurrido y que el franquismo, y buena parte de la sociedad española, ha querido enterrar en el olvido. En alguna de esas tumbas anónimas yace el poeta Federico García Lorca junto a cientos de intelectuales que terminaron en el cadalso o muriendo en el exilio como Antonio Machado o Miguel Hernández, víctimas del fanatismo político y la ciega persecución de ideas e ideales. Allí están los restos de las 1.654 que cayeron en el bombardeo a Guernica, la tercera parte de los habitantes del pueblito vasco, que inspiró e inmortalizó Picasso en su imponente tríptico bicolor.
“Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis”, advirtió Miguel de Unamuno, cuando era sacado a empellones por el general Millán Astray de la rectoría de la Universidad de Salamanca, al tiempo que el general Francisco Franco estimulaba esa fuerza bruta con sus rabiosas diatribas: “Si es necesario, mandaré a fusilar a media España”. Tres años de guerra civil que dejaron 1 millón de muertos, 500.000 exiliados, 2 millones de presos y 113.000 desaparecidos, hechos que Franco creyó poder borrar con sus 35 años de dictadura. Pero no. El juez Garzón aceptó averiguar la suerte, 70 años después, de siete de esas víctimas que nunca aparecieron. La ira franquista prometió vengarse y decapitar profesionalmente al juez. Silenciarlo.
Cuando de investigar la corrupción se trataba, Garzón tampoco tuvo barreras. Una corrupción que ha dejado sus huellas en la actual crisis que azota a España. Y ese ejercicio topó con los grandes poderes. “La corrupción es la peor amenaza para la democracia”, ha dicho. Actuó en consecuencia y se la cobraron desde las distintas orillas políticas. Garzón está tranquilo después del férreo castigo, preparado para apelar la sentencia ante tribunales internacionales. Repetiría las decisiones que tomó, con la tranquilidad de quien actúa con convicción. La misma convicción que lo tiene en Colombia sumándose al proceso de verdad, justicia y reparación a las víctimas que ha dejado el conflicto desde 1985, como lo estableció la recientemente aprobada ley. Convicción que lo dejará en el país, aunque al procurador Alejandro Ordóñez, quien se siente revestido de un poder omnímodo de una supuesta autoridad moral, cual moderno inquisidor, no le guste.

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