MANIFIESTO POR LA RECONCILIACIÓN EN COLOMBIA
(Un testamento para desarrollar en vida)
En Colombia existe un conflicto armado interno. Este conflicto debe terminar, por la vía de la negociación y los acuerdos de paz.
El reconocimiento del conflicto armado interno colombiano, el reconocimiento de sus víctimas, y la disposición activa para la búsqueda de soluciones coherentes, efectivas y sostenibles en el tiempo, así como los principios rectores que fundamenten la reconciliación nacional, deben ser de orden constitucional.
La reconciliación es coexistir aprendiendo a sanar las heridas y la paz será vivir sin generar heridas. La paz y la reconciliación no son sinónimas.
Los acuerdos de paz a los que lleguen los actores del conflicto armado colombiano, deben contener además de el reconocimiento de la voluntad de los actores armados de cesar definitivamente la agresión, la disposición clara y efectiva de todas las partes involucradas en el conflicto, activos o pasivos, de implementar a la mayor brevedad posible las políticas de Estado claras destinadas a atenuar las inequidades que dieron origen al conflicto y a comprometerse en forma clara y decidida a desarrollarlas.
El conflicto armado colombiano ha sido un conflicto transgeneracional y por tanto la reconciliación también será transgeneracional. Para ello se deben sentar las bases sólidas, claras y definitivas para el proyecto de la reconciliación nacional.
Cualquier solución que se adopte para el conflicto armado interno colombiano, debe fundamentarse en los principios universales de verdad integral; justicia en los términos de no impunidad para perpetradores, para autores intelectuales, para facilitadores, para financiadores, para apologistas; reparación integral a las víctimas tanto material como simbólica, (partiendo de la base de que la verdad es la mayor reparación); y debe complementarse con garantías de no repetición, que debe ofrecer el Estado colombiano a la Humanidad, implementando las políticas que impidan que el conflicto armado se recicle, o que los conflictos se escalen, y que permitan la búsqueda de la verdadera reconciliación nacional.
La justicia y la pena no deben convertirse en una venganza social y la pena debe tener plena función resocializadora.
La solución del conflicto dentro de cada colombiano pasa por aprender a reconocer al otro como un ser diferente, autónomo y legitimo, con iguales valores a los que se reconoce a sí mismo; para desarmar el espíritu, desaprender la violencia, aprender a construir, aprender a convivir y diseñar y desarrollar un proyecto de vida acorde con los valores universales y sus posibilidades reales y potencialidades.
La solución del conflicto por el estado colombiano pasa por reconocerlo, generar escenarios restaurativos, generar confianza, minimizar las inequidades, garantizar bienestar e igualdad de oportunidades y un cabal ejercicio democrático.
Cuando comience todo esto, habrá llegado el día en que Colombia ya no matará a sus hijos y los hará dignos de vivir.
/ANTONIO JOSE GARCIA FERNANDEZ
/ANTONIO JOSE GARCIA FERNANDEZ
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