Seguramente los motivos que han llevado a la justicia española para suspender en sus funciones al juez Baltazar Garzón, están siendo debatidos, analizados, sopesados, y seguramente se va a encontrar una respuesta acorde a la realidad en relación con los mencionados problemas que la llevaron a tomar esa determinación temporal en su contra.
No deja de ser notorio el señor Garzón en su país, pues como jurista ha sido polémico siempre, y encargado de afrontar con severidad procesos judiciales en los cuales se han visto afectadas personas y entidades muy importantes no sólo de España sino también de todo el mundo.
Tener en sus manos la justicia, sirviendo al interés de los derechos humanos, poder valerse de el poder estatal para hacerlos prevalecer en contra de intereses de personas, entidades, o estados inclusive, muchas veces más poderosos que el país a que se resguarda, debe dejar de hecho a este o a cualquier otro funcionario que detente dicho poder, un tendal de enemigos.
Y no cualquier enemigo, enemigos poderosos, con muchísimo dinero, con muchísimo poder. No puede hacérsenos a los colombianos extraño entonces, que una persona con dichas características tan peculiares, después de haber pisado tantos cayos de poderosos, resulte siendo finalmente perseguido y castigado, por sus acciones, así éstas hayan sido defendiendo la justicia. Tampoco debe extrañarnos que su estado lo deje sólo, que lo quiera “extraditar” a otro país lejano, para no sentirlo tan incómodo y cercano. Está por verse si lo que realmente ocurre en Europa frente al juez Garzón es una persecución, o realmente existen fundamentos para sancionarlo por algunas acciones, a las que daría mérito en caso de ser establecida su responsabilidad. De todas maneras, al igual que a cualquier ser humano hay que garantizarle el debido proceso y la presunción de inocencia.
Mientras tanto, a sabiendas que tenemos jueces, fiscales, magistrados de preclaras condiciones, estudiosos y honorables, no nos puede desagradar en forma alguna, que llegue una mente jurídica tan avezada en el tema de la defensa de los derechos humanos, a complementar la concepción que se tiene desde las altas cortes, así como desde los tribunales internacionales de justicia, sobre la realidad de los derechos humanos en Colombia.
Hay que preguntarse mejor, ¿ por que tanto debate, tanta polémica, tanto nerviosismo?
De todas maneras será también una retroalimentación para la sociedad y las cortes europeas así como también para las agencias de derechos humanos internacionales, que quizás no tienen suficientemente claro el tema de los derechos humanos en Colombia, y por tanto la presencia activa de tan preclaro personaje será además una oportunidad para que realmente la realidad de Colombia y se puedan orientar mejor los esfuerzos de apoyo de la cooperación internacional hacia la justicia colombiana, y particularmente fortalecer nuestro proceso de Justicia y Paz, dándole el alcance que se merece, proporcionándole los recursos que necesita, y desarrollando nuestro proceso de justicia transicional, en tal forma que pueda ser ejemplo para el mundo, y el paradigma para nuestra urgida necesidad de resolver definitivamente nuestro conflicto armado y potencializar una paz duradera con justicia social.
Siendo así, bienvenido señor Garzón a Colombia, con humildad expresamos nuestra voz de aliento tal vez mínima pero con la esperanza de que su presencia va a ser una puerta que se abre para la solución de nuestros problemas y necesidades de justicia.
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