miércoles, 18 de diciembre de 2024

MI ÚNICO ENCUENTRO CON CARLOS CASTAÑO


Nota: esta breve crónica de mi encuentro con Carlos Castaño la escribí pensando en comenzar mi idea de se escritor y cronista del conflicto. La compartí con una periodista de un medio nacional muy importante quien me dijo que le faltaba mas detalle y contexto y yo estuve de acuerdo. Se quedó entre el tintero y posteriormente me di cuenta que se había filtrado a otra periodista que escribió un libro y que si bien no la utilizó si le dejo saber a algunas personas que existía esa crónica y la historia llegó con ella a donde el Alemán quien negó los detalles relacionados con el tema de Castaño, seguramente por temor a que lo involucraran como testigo de hechos relacionados por el peligro que implica esta situación. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mi única conversación con Carlos Castaño.

Nunca lo había visto. Nunca había hablado con él.  Eso sí, tenía todas las referencias, todo lo que decía la prensa y la literatura y todo lo que me había contado mi hermano (Carlos-Mauricio o Rodrigo) durante nuestras charlas muy esporádicas  y nuestras últimas conversaciones en Bogotá, a finales de octubre de 2003, donde lo recogí, lo tuve escondido y lo acompañe varios días en un apartamento, huyéndole a la persecución de los mafiosos, mientras él y sus compañeros de fuga negociaban su salida del país con los representantes de la embajada americana, con quienes tuvieron contactos desde tiempo atrás.   

 

Recuerdo la fecha de mi único encuentro con Carlos Castaño, pues ese día se desarrollaba una crucial carrera, tal vez la primera de Juan Pablo Montoya en la fórmula 1. Día siete 7 de marzo del año 2004.

 

Recién había yo llegado Urabá, buscando posicionar mi oficina del abogado allí, después de haber sido durante años un ejecutivo de buen nivel en empresas del sector privado de Medellín,  y buscando a la vez cumplir con mi sueño de tener un periódico que participara directamente en  lo que siempre había querido realizar y era adelantar un trabajo social, en el campo de la  comunicación  y construcción de tejido social, área que me apasionaba casi tanto como el derecho.  La comunicación y el periodismo la tenemos los García  como una herencia familiar que buscamos desarrollar como una pasión, o como un hobby.

 

Recién llegué a Apartadó y a poco fui a conocer a Necoclí, población y paisaje que me atrapó inmediatamente, y rápidamente inicie contactos con algunos habitantes de la región, mirando las posibilidades de desarrollar tanto mi oficina, como el periódico en dicha zona. La verdad me hubiera encantado  tener mi oficina en Necoclí, y fue un proyecto largamente acariciado que termine desarrollando, en otras circunstancias, varios años después. Por el momento quería hablar con el alemán, a quien ya había conocido en una oportunidad anterior, pensando en una entrevista para el primer número del periódico "Urabá hoy", que ya venía trabajando como proyecto desde hacía días con algunos amigos. 

Quería pegar con el periódico, y una entrevista con el alemán podría ser una buena ancla para el primer número. Recuerdo que me pidieron ir a "La Comarca", zona donde a veces acampaba Fredy Rendón. Allí tenía una finca que era su campamento y donde recibía a todas las personalidades que lo buscaban para aprovecharse de su poder en la región y a las personas que querían hablar con el algún tema.  Cuando lo conocí, me  sorprendió que hablara por igual con el empresario o el ganadero poderoso  que con el campesino humilde. Quien quería hablar con él, hablaba con él, y eso ocurrió en mi caso.    Logré que un "Chivero" me condujera a dicho paraje, durante un recorrido de una hora hacia el interior de Urabá, y después de pasar a pie un puente derruido sobre el rio Mulatos, fui recogido por una persona en un vehículo que me condujo a la finca del “señor”.  Una casa sobria, sin lujos, rodeada de jardines silvestres pero bien tenidos, y después de esperar algún rato, llegó su propietario, que con su habitual cortesía me atendió durante un rato, y posteriormente me pidió que lo esperara ya que él se iba a reunir con algunas comunidades de la región en las horas de la tarde, y quería continuar conmigo la conversación ya iniciada. Me advirtió eso sí: 

 

Es posible que por la tarde llegue Carlos Castaño, ¿eso representa algún problema para usted? 

 

Seguramente pensaba en las ya profundas diferencias entre mi hermano "Rodrigo" y Carlos, pues este se encontraba atrapado en la telaraña mafiosa que el mismo ayudó a construir en las AUC,  y la difícil situación que  Rodrigo sufría en ese momento, ya derrotado militarmente y perseguido por todos los narcotraficantes de Colombia y abandonado a su suerte por Carlos Castaño  

 

No, no hay problema le respondí.

 

Siempre he entendido que lo cortés no quita lo valiente, y además no dejaba sentir una cierta curiosidad de conocer a semejante personaje que de una u otra manera ya había marcado, profundamente, no solo la realidad de este país, sino también mi  historia familiar.        

Me quedé solo, en la casa del Alemán, dedicado a un rato de lectura, y a disfrutar del silencio que brindaba ese sitio donde me encontraba, mientras esperaba con expectativa que me tendría reservado  la vida para esa tarde. 

 

No sé cuánto tiempo pasó pero sentí algún movimiento en el exterior. Al poco rato llegó la empleada y me informó que el Sr. Castaño se encontraba en la oficina,( un espacio en una cabaña contigua a la casa, que habían habilitado como despacho y sitio de reuniones)  con su esposa.  Yo simplemente esperé, y al poco rato apareció en la puerta  del salón donde estaba, el mismo Carlos Castaño Llegó solo, sin escoltas y sin su esposa.  Al igual que yo, lo percibí tímido, con una cierta expectativa que seguramente le generaba el encontrarse con el hermano mayor de "Rodrigo Doble Cero", su compañero de muchas batallas, su amigo, casi un hermano para él, (dentro de lo que pareciera representar “un hermano” para los Castaño) lo que también le debería producir sentimientos encontrados, dada la  polémica interna de las AUC y la problemática regional y nacional que en ese momento se vivía alrededor de mi hermano, su posición frente al narcotráfico, la negociación con el gobierno y las estructuras mafiosas de las AUC y las consecuencias que esto tuvo para Doble-cero, el Bloque Metro y para su familia y allegados. 

La verdad es que a mí también se me dificultó abordarlo, además que no dejaba de sentir cierta solidaridad con los problemas de mi hermano por la persecución sin piedad a la que lo estaban sometiendo a él y a los que los pocos que lo rodearon, por parte de los narcotraficantes camuflados en las AUC acolitados por sectores corruptos de gobierno y las fuerzas militares, y de alguna manera sentía que el estar aquí hablando con Carlos podría ser tomado en mi familia como una especie de traición, lo que me generaría situaciones incómodas hacia el futuro. 

Me presenté, lo saludé cortésmente, lo invité a sentarse, y me ofrecí a abandonar el lugar si lo requería o mi presencia de alguna manera lo incomodaba.   Se recostó en la hamaca que había en el lugar, no sin antes dejar abandonada  ya despreocupadamente su pistola Beretta 9 mm, en un lugar distante de él, lo que entendí como un gesto de un guerrero que se deshace de su arma para ganar confianza frente a un civil, y casi sin darme cuenta estaba metido en un diálogo completamente distinto al que esperaría tener con Carlos Castaño Después de protocolarias preguntas por familiares y conocidos,  Comenzó hablarme, no sin cierta prevención, de su hija, de los problemas que tenía, de la forma como él y su esposa habían resuelto prácticamente abandonarlo todo para sacarla a ella delante. Estaban resueltos a cualquier cosa. Me contó cómo Rosa María había nacido con el “síndrome del maullido del gato”, y todos los problemas que habían tenido para que sobreviviera. Yo también le conté mi tragedia familiar, toda la historia de cómo mi hijo Juan David había nacido prematuro con membrana hialina y cómo había muerto a los pocos días  de  nacido y como fue nuestra  desventura familiar, que aún hoy recuerdo con amargura y dolor pero con mucho amor por las enseñanzas que nos dio a todos los de la familia.  

No hablamos de nada distinto a este tema durante tal vez una hora.  No dejó de sorprenderme que en algunas ocasiones, se le quebrara la voz y se le vinieran las lágrimas, desde los ojos siempre encharcados. Tengo que confesar que también lloré, pues contar esa tragedia personal nunca ha sido fácil para mí, no tengo recuerdo de haber vivido nada tan intensamente, de haber sentido un dolor más profundo, y recordarlo en cualquier momento me produce llanto. Pero que un hombre con los antecedentes que yo conocía de Carlos se quebrara de esa forma ante mí, que era prácticamente un desconocido, no ha dejado de darme mucha sorpresa, pues de una u otra manera era ver el lado humano y familiar de un ser que además era reconocido en el país como un frío y calculador asesino.  

 

Recuerdo que hablamos de este tema alrededor de una hora, hasta que se acordó que su esposa estaba todavía en la oficina, esperando. Supongo que Carlos se vino a encontrarme en avanzada, con curiosidad, una vez enterado quién era yo, a ver qué noticias podía obtener de mi acerca de la situación de mi hermano. Sé que lo quería, como a otro hermano, (no con esa particular forma de querer los hermanos que han demostrado los Castaño) y por esa razón, digamos que de buena voluntad y alguna curiosidad,  quiso acercarse a mí.  

Gané empatía rápidamente con él pues ya se refería mi al presentarme a su esposa, como si yo fuera una mezcla de lo mejor de mis hermanos cuando llamó a su esposa, Kenia, una mujer bellísima, con rasgos indígenas, y se veían muy enamorados el uno del otro,  para qué estuviera presente y participara en la conversación. Me presentó con todos mis abolengos familiares, como hermano de Juan y de Mauricio y pidiéndome  contar nuevamente toda mi historia, a ampliarla y  a vivirla nuevamente con llantos de los ojos y dolor en el alma, tanto en la familia Castaño a quienes tenía al frente y a quienes veía perfectamente identificados con la historia que les contaba. 

 

Ya entrados en confianza, tanto é,l como su esposa y yo, derivamos la conversación a temas familiares míos.  Me contaba anécdotas de mi hermano, Carlos-Mauricio, de su testarudez proverbial y su desfachatada franqueza y particular manera de decir las cosas. Ambos me analizaban, me encontraban parecidos  en algunas cosas con uno u otro hermano mío, a quienes ella conocía también, y Carlos dejaba entrever su admiración, además de  cierta diversión que no dejaban de causarles con su particular manera, cada uno en su estilo particular pero siempre inteligente, agudo, irreverente  y en ocasiones  iconoclasta, de analizar las cosas. 

 

En un momento,  las cosas derivaron hacia otros temas más gruesos;  la guerra en el oriente antioqueño, el narcotráfico, los narcotraficantes, la extradición, el gobierno de los Estados Unidos,  la posición de Rodrigo frente a una eventual negociación, y la actitud de Vicente Castaño de quien vine yo a saber en esa oportunidad, por las referencias que oí en una posterior conversación que presencié esa noche,  el poder que tenía entre los mafiosos. 

 

Me contó, (tal vez con la esperanza que yo le informara a Rodrigo), que estaba adelantando a través de abogados negociaciones con los Estados Unidos, con la DEA, para entregarse voluntariamente a responder por la acusación que pesaba en ese país en contra de él por narcotráfico. Que él no podía aceptarlo como tal, pues nunca lo había ejercido, pero que estaba negociando, que en ese momento estaban las diferencias en un máximo de siete años ofrecido por el gobierno americano y él pedía cinco años de cárcel, y que se entregaría,  pero me advirtió: 

 

" Vea Don Manuel: (todo el tiempo me trató así a pesar de que insistía yo en que me llamaba Antonio) el tiempo que me quede de vida lo voy a dedicar a dos cosas: a tratar de solucionar los problemas con los que  nació mi hija Rosa María, y a desmontar este "monstruo de mil cabezas" en que se ha convertido la autodefensa en Colombia".  

 

No tenía idea él, ni mucho menos yo, que sólo le quedaba algo más de un mes de vida.  El resto de la noche se fue en la cena, ya con el alemán en casa, y largas exposiciones sobre el tema del síndrome del maullido del gato. Estaba obsesionado con eso. Antes de dormir, observó brevemente la carrera de fórmula uno, en la televisión.  Durante la carrera, También pude escuchar, sin querer, parte de una conversación en la cual con un tono de voz muy bajo prácticamente le suplicaba a su amigo Fredy Rendón, El Alemán, que intercediera ante su hermano Vicente, pues sabía que era el único que podía parar la orden de asesinarlo que él sabía habían dado Don Berna y otros narcotraficantes.   

Durmió con su esposa esa noche en la casa, y yo obviamente por la lejanía, la oscuridad y la falta de vehículo para regresar a Necoclí, hice lo mismo. Alrededor de las tres de la mañana golpeó la puerta de la habitación donde me estaba quedando, a despedirse. Esto fue lo último que le escuché a Carlos Castaño: "Don Manuel, hágame el favor y hable con Rodrigo, dígale que lo aprecio mucho, que comprendo su posición  y que lamento su situación actual pero que dentro de muy poco yo voy a estar en iguales o peores condiciones que  en las que él está ahora.”


Regresé al pueblito por la mañana, en moto taxi, sin entrevista con el alemán y con una extraordinaria historia que nunca me atrevería a publicar en el periódico. Una conversación humana con Carlos Castaño, lágrimas y sentimientos de esta persona, que dirigió una de las mayores organizaciones terroristas de Colombia A nadie le interesaría, nadie me creería. 


Desde mucho tiempo antes, y en medio de la correspondencia  y los correveidiles del gobierno nacional y los paramilitares en Ralito, se había sellado su  suerte; estaba jugada ya, para Rodrigo y para él  y ambos lo sabían.

 

 

viernes, 26 de julio de 2024

"Conversar es difícil porque tenemos miedo de dudar". Marta Ruiz (Tratando de entender 136 )



"Conversar es difícil porque tenemos miedo de dudar”

Marta Ruiz, asesora del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, habló para El Espectador sobre la próxima sesión de “Conversaciones pendientes”, un formato en el que se hablará del periodismo, su relación con el gobierno y el valor de esta labor para la democracia.

 Por :   Laura Camila Arévalo Domínguez  Elespectador.com  21 de julio de 2024 





Marta Ruiz es periodista graduada en la Universidad de Antioquia y se especializó en libretos de Televisión.
Foto: Leo Queen


¿Cómo nació “Conversaciones pendientes”?

Es un formato de debate cultural pensado a partir de la idea de que el Ministerio no solo es una institución de artes, sino de culturas y saberes distintos. Y partiendo de la base de que Colombia es un país donde la interculturalidad, la diversidad de pensamientos y experiencias son centrales, y eso requiere espacios de diálogos e intercambio. Construir un relato de país no necesariamente es construir un relato único, sino poner en interacción visiones distintas en torno a lo que nos ocurre. Poner en un escenario de conversación esas diferencias es muy importante.



Ya tuvieron un conversatorio de lanzamiento, que fue a través de las redes sociales de la revista Cambio. Ahora será en las plataformas de El Espectador, ¿por qué? Es decir, ¿en qué consiste el papel que cumplen los medios en este formato

Porque los medios de comunicación son espacios naturales para la conversación de país. La gente acude a ellos esperando encontrar algo de interés público y el periodismo responde a esas necesidades de sentido, interpretación e información. Son lugares hospitalarios para el intercambio democrático, así que es muy importante que sea allí donde esas conversaciones ocurran. Además, creemos que son muy importantes para cumplir con los derechos culturales de un país que exige libertad de expresión.

La próxima conversación tendrá como base la entrevista hecha por Cecilia Orozco Tascón a Ómar Rincón, publicada en El Espectador, donde se habló, entre otras cosas, del periodismo y la tensión creciente con el presidente Gustavo Petro. ¿Por qué cree que esta es una conversación pendiente?

El periodismo es un vehículo, una garantía, una mediación importante para los derechos culturales fundamentales que tiene la ciudadanía a la libertad de expresión, a la información, al acceso del conocimiento y a disfrutar de su identidad cultural. Y ciertamente varios episodios recientes han puesto el dedo en la llaga sobre problemáticas, cuestionamientos, conflictos en torno al periodismo y al poder.

Una de las críticas más duras de Rincón en aquella entrevista fue hacia la “mala estrategia” del presidente al enfrentarse con la prensa en X, y a la postura de algunos periodistas, que actúan como “políticos en ejercicio”. Es decir, el accionar del presidente y de los periodistas es un asunto de interés público, pero, sobre todo en el caso del periodismo, su valor para la democracia podría estar cada vez más subestimado. ¿Qué cree usted?


La entrevista de Ómar Rincón le pone el cascabel al gato. Todos hemos sido defensores de la libertad de expresión y reconocemos la jurisprudencia en Colombia, donde se dice que el poder político, los gobiernos y Estados deben garantizar esa libertad de expresión, y que los gobiernos y presidentes son sujeto de escrutinio. Tienen que permitir que se les escrute. Eso lo compartimos. ¿Qué hace Ómar? Él dice: “Ustedes, señores periodistas, tienen una tarea pendiente. Tienen que revisarse. Sí, exijan garantías, pero también deben cumplir la labor de informarle a la ciudadanía. ¿O están enganchados en una pelea con el presidente?”. El presidente no se debe prestar para eso, una idea en la que creo que hay consenso, por lo menos en el campo de quienes defienden la libertad de expresión, pero la tarea de los periodistas tampoco es engancharse con los políticos. Su tarea es informar, pero hay cambios en el ecosistema periodístico que hay que hablar, porque es un derecho cultural que tiene la ciudadanía colombiana.


Para usted, que hace parte del Ministerio, es decir, que representa al Gobierno, ¿cuál es el valor del periodismo para la democracia? Por qué es tan valioso que, por mencionar una de las tantas razones, se defienda el valor de cuestionar, vigilar, escuchar, en este caso, al presidente…

Para la democracia es saludable que un gobierno y el periodismo puedan tener conversaciones. Yo, como parte del Ministerio, moderaré una conversación entre periodistas de cara a los ciudadanos. Se hablará de la relación entre el Gobierno y esta labor, pero, sobre todo, de la relación de la ciudadanía con el periodismo. Cualquier gobierno debe estar en capacidad de sostener un diálogo, pero ojalá la academia y los medios se sumen a este debate.

¿Qué les diría a quienes dudarían de la independencia de un medio de comunicación al aliarse con un ministerio para hacer cualquier tipo de contenido?

La independencia de los medios de comunicación depende de muchos valores que no se ponen en juego con una alianza. Esta conversación compromete la opinión de quienes participan en ella y creo que coincidimos en su importancia y en que será un espacio ecuánime como corresponde al periodismo.


¿Por qué es tan difícil que podamos hablar? No solo en Colombia, sino en el mundo, los consensos y el diálogo son caminos cada vez más necesarios para construir sociedades, pero más esquivos. ¿A qué cree que se debe?

El declive del diálogo social y político está relacionado también con la erosión de las democracias, de sus contenidos. Somos sociedades fragmentadas y ciudadanos atrincherados en nuestras creencias. Las conversaciones como estas deben tender puentes y permitirnos ver facetas de la realidad que no se ven desde nuestra orilla. Y algo importante: conversar se hace difícil porque tenemos miedo de dudar y de estar en la incertidumbre.


miércoles, 29 de mayo de 2024

“Se habla de un golpe de Estado contra el presidente Petro”: padre Javier Giraldo. ( Tratando de entender 135)


“Se habla de un golpe de Estado contra el presidente Petro”: padre Javier Giraldo
El sacerdote Javier Giraldo explica que de la negociación con el ELN no se puede esperar lo mismo que la negociación con las FARC, habla de los paros de las AGC, también llamadas Clan del Golfo, y los retos que tiene el Gobierno de Gustavo Petro de cara a las negociaciones con mafiosos y bandas criminales.
Fuente:     Elespectador.com  Camilo Alzate González
27 de abril de 2023 - 08:47 a. m.


El sacerdote jesuita Javier Giraldo.

Mirando a la mesa, con su acostumbrada chaqueta oscura, sin revelar ningún gesto, apenas una sonrisa tímida y momentánea que le aclara el rostro en la penumbra del salón, Javier Giraldo (1944), el sacerdote jesuita que ha dedicado su vida a la defensa de los derechos humanos, desglosa con tranquilidad sus ideas sobre la paz en Colombia. Insiste como siempre en los “cambios estructurales” que necesita la sociedad colombiana para salir del conflicto, señalando la urgencia de intentar nuevas fórmulas de negociación. Lo contrario, asegura, es “el reciclaje” de la violencia.

La entrevista tiene lugar el miércoles 19 de abril en las oficinas del Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep), en Bogotá, poco después de que esa organización, a la que el sacerdote ha estado ligado desde su fundación, presentara un informe sobre violaciones a los derechos humanos en el segundo semestre de 2022, un periodo que coincide con el comienzo del mandato de Gustavo Petro como presidente.



Las Agc o Clan del Golfo acaban de hacer una demostración de fuerza con un paro en Bajo Cauca y marchas el 9 de abril en Urabá. ¿Tienen una base social como ellos sostienen?

Yo creo que sí tienen una base social. Por ejemplo, en San José de Apartadó han cooptado la mayoría de juntas de acción comunal y muchos de sus líderes caminan con ellos. No sé cómo estuvieron las marchas del 9 de abril, pero me inclino a pensar que fueron exitosas porque tienen un dominio territorial muy grande. Lo han construido con el apoyo de la Fuerza Pública, al principio iban con el mismo uniforme patrullando por las veredas, Ejército y paramilitares, cocinaban juntos, planeaban las masacres juntos.

La presión de la comunidad internacional hizo que se transformaran esas relaciones, se camuflaron. Incluso quisieron eliminar el mismo nombre de paramilitares. Eso pasó en La Habana, no se podía mencionar a los paramilitares porque el Gobierno decía que “eso ya no existe, eso se acabó, lo que hay son bandas criminales”. Ha habido una política de camuflar el paramilitarismo. Por ejemplo, en San José de Apartadó, cuando los paramilitares convocan una asamblea en una vereda, que es algo continuo, la víspera la Brigada manda sus tropas a 10 kilómetros de distancia, porque cuando la comunidad denuncia que hubo una asamblea, que extorsionaron a la gente o le prohibieron cantidad de cosas, siempre el Estado responde que no tenía tropas en esa zona, las habían mandado lejos la víspera. El dominio de las Agc en Urabá es absoluto después de la desmovilización de las FARC, ellos son el Gobierno y lo grave es que tienen el respaldo del empresariado de Urabá, sobre todo los bananeros, de los alcaldes, de los concejales. Los procesos electorales los manejan ellos.



Si tienen armas, ejercen control territorial, cuentan con base social y eventualmente muestran una plataforma con propuestas, ¿por qué no darles un estatus político?

Pero para otorgarles estatus político tendrían que ser de oposición. Ellos han elaborado un discurso como si fueran un grupo de oposición, pero fíjate la persecución a Otoniel, lo hicieron con una operación de siete años, Agamenón, en eso invirtieron miles y miles de millones de pesos, dizque persiguiendo a Otoniel. Todo mundo sabe que él Ejército sabía dónde estaba, la misma comunidad conoce la finca de él en la vereda Playa Larga, ahí tienen el centro de entrenamiento paramilitar. La población se reía de la Operación Agamenón, porque invertían millones y millones, y al final no fue propiamente una captura, sino una entrega. Eso muestra la connivencia del Estado con las Agc.

Pareciera que sí son oposición a este Gobierno, prueba de ello podría ser el paro en Bajo Cauca.

A este gobierno tal vez sí, porque es otro gobierno. Pero con los gobiernos anteriores de oposición no tenían nada.

El CINEP entregó su habitual informe con un panorama desolador de violaciones a los derechos humanos, ¿cuál es su balance del arranque del presidente Gustavo Petro?

En el proyecto de Paz Total, que es su bandera, hay una cosa que yo resalto: no se ha acogido a los esquemas tradicionales de negociaciones. Llevamos más de 40 años firmando acuerdos de paz y todos han fracasado por tres características. Primero, no se tocan las raíces de la violencia. Segundo, después de todos los acuerdos se llega al asesinato de los desmovilizados. Y tercero, hay un reciclaje de la violencia. Eso lleva a que siempre haya otros y otros y otros procesos de desmovilización, hay una frustración evidente. El último acuerdo de paz [de La Habana], que fue uno de los más largos, llegó a tocar cuatro puntos muy sensibles: tierra, participación política, drogas y víctimas. Se demoró un buen periodo de tiempo firmando unas soluciones que, a mi modo de ver, no eran soluciones, por ejemplo, el acuerdo sobre la tierra.

¿Por qué lo dice?

La raíz más profunda del conflicto armado en Colombia era el problema de la tierra. Me tocó ver como las FARC presentaron más de 100 propuestas de reforma agraria muy interesantes, se hacía mucho énfasis en las zonas de reserva campesina, que son tierras sustraídas al problema del mercado, parecidas a los resguardos indígenas donde la tierra no es mercancía, además destinadas a la producción de alimentos, que es una falla que tiene el país de tiempo atrás, se acabó la agricultura, la tierra se la han dado a las multinacionales extractivas y ahora importamos millones de toneladas de alimentos. Esa solución que propusieron las FARC no se acogió, durante siete meses discutieron eso y el Gobierno siempre decía no y no a todas las propuestas.

Finalmente, las FARC mismas renunciaron a insistir y mandaron todo al congelador, esa discusión no se retomó y se acogieron a la propuesta del Gobierno: crear un fondo de tierras con tres millones de hectáreas para repartir en 12 años, que tampoco se creó y no se cumplió. ¿A quiénes les iban a repartir si se hubieran conseguido? Uno creería que a las viudas y víctimas, pero conociendo estos grupos de víctimas uno sabe que no iban a regresar al campo, ni iban a usar esa tierra para vivir, sino para venderla. ¿A quién se la iban a vender? A los mismos que las expropiaron, a los que tienen con qué comprar, que son los terratenientes. ¿Qué reforma agraria es esa? No modifica en lo más mínimo los patrones de acumulación, al contrario, vuelve a reciclar lo mismo.

Eso es lo que Petro está impulsando: compras masivas de fincas a Fedegán, repartir tierras incautadas a los narcos e implementar la reforma rural. La ONU lo acaba de destacar…

Si, porque el Acuerdo de Paz no se cumplió. El gobierno de Santos no cumplió y el de Duque hizo trizas el Acuerdo. Petro se comprometió públicamente a cumplir. Él no ha modificado el Acuerdo, aunque ha dicho que se necesita una complementación. Yo estoy convencido que aunque se cumpla, no va a haber una reforma agraria.

Pablo Beltrán, negociador del ELN, sostiene que en Colombia no ha habido procesos de paz sino de desarme y la paz se entiende como “silenciar fusiles”. Asegura que ahora están embarcados en un proceso donde se hagan los cambios estructurales negados siempre, pero al Gobierno se le agota el tiempo. ¿Cómo ve ese proceso?

En vísperas de la ronda de negociaciones con ellos, El Espectador sacó un artículo mostrando que la negociación con ellos es muy distinta a las anteriores: no buscan curules, no buscan un partido político, tampoco negociar entrega de armas a cambio de promesas que no se cumplen. Un logro del proceso que empezó en Quito (con Juan Manuel Santos) fue pasar al primer punto de la agenda de darle participación a la sociedad. Ahí yo veo muy empantanado el proceso. El ELN aboga por darle voz a esos sectores no escuchados nunca ¿Cómo va a suceder eso? Es válido ese discurso desde un punto de vista ético, pero es muy difícil de lograr. Colombia es un país muy complicado geográficamente, los sectores excluidos son enormes y están dispersos, en periferias muy complicadas, incluso para acceder a ellos. Creo que hasta ahora no se ha logrado una metodología de participación, además hay otro obstáculo, esos sectores sociales han sido muy manipulados por las mafias politiqueras, hay que empezar por independizarlos de esas mafias.

Veo en el Gobierno, en los medios y en la sociedad que las expectativas del proceso con el ELN están calcadas en lo que fue la negociación con las FARC, se espera lo mismo: cuándo va a ser la hora cero de la entrega de armas, qué es lo que va a pedir el ELN. Pero eso no es.


Hay críticas a la gestión del alto comisionado para la Paz. Lo acusan de voluntarista en sus acercamientos con grupos criminales. ¿Qué opina de la gestión de Danilo Rueda?

Danilo tenía un plan antes de que lo nombraran comisionado de paz: visitaba las cárceles para explorar a estos detenidos paramilitares o mafiosos, a ver cuál era su perspectiva y cómo se podía pensar una desmovilización de ellos. Creo que eso fue lo que vio Petro para nombrarlo como comisionado. Yo sé que ha tenido éxitos en algunos casos, por ejemplo con líderes paramilitares, ha logrado coordinarlos con exlíderes de la guerrilla para ayudarles a las víctimas. Conozco un caso en el Caquetá en el que exparas y exguerrilleros han hecho un trabajo muy interesante ayudando a descubrir donde hay restos de víctimas.

Hay que reconsiderar los procesos de paz, con el método que se traía todo fue fracasos durante 40 años, ahora hay que enfrentar muchos factores de violencia y poderes enormes. El proyecto de Paz Total amplía el panorama para que no se negocie con uno y con otro, como estructuras parciales, sino que busca que se enfrenten todos los factores de la violencia: los grupos armados, el problema de las drogas, el problema de la delincuencia organizada, que es enorme, porque no se ha querido enfrentar eso, sino que se ha cooptado. Las Agc, por ejemplo han tenido una cooptación de las Fuerzas Armadas, su poder se ha construido en esa cooptación con el establecimiento. Es muy difícil, pero si no se enfrenta todo eso, tampoco se hace nada por la paz. Volver a lo mismo es volver a fracasar.

El modelo que usted plantea aboga por transformaciones estructurales para lograr la paz, pero ¿cómo negociar con mafiosos? ¿Qué ofrecerles?

Evidentemente, eso es lo que Danilo ha logrado en todas esas conversaciones con ellos: ver qué es lo que están exigiendo. Hay cosas muy discutibles ahí, por ejemplo, que puedan conservar un porcentaje de los patrimonios que han construido criminalmente. Yo no veo nada fácil esta negociación, de lo que sí estoy convencido es que los modelos anteriores no han servido.

¿Cuáles serían esas líneas rojas en las negociaciones con narcotraficantes y las Agc? ¿Hasta dónde debe ceder el Gobierno?

Lo primero es que demuestren que se va a acabar su compromiso con el negocio de la droga. Esto de que conserven un porcentaje de sus bienes me parece muy discutible. Desgraciadamente en toda negociación hay que ceder, pero lo más importante es que demuestren que se acaba la organización. Hay un aspecto de los cambios más estructurales que el presidente Gustavo Petro no ha asumido, no sé si lo vaya a hacer. Es el problema de las armas y la dependencia de Estados Unidos. Él ha rasguñado a los militares, ha destituido algunos generales, pero ese problema es más de fondo: no ha abordado la doctrina militar, hay que deslegitimarla radicalmente y hacer otra doctrina militar. La resistencia en las Fuerzas Armadas es muy fuerte, hasta se habla de un golpe de Estado. Hay que transformar las estructuras militares, acabar con la dependencia del monitoreo de Estados Unidos en la seguridad del Estado y eliminar el porte de armas. Es un problema muy difícil, pero mientras se siga pensando que la solución de todo es a bala no llegamos jamás a ninguna paz.


Otro es el problema de los medios. La información y el manejo de las conciencias lo hacen grandes medios, todos pertenecen a grandes conglomerados económicos, y a eso se le llama libertad de prensa. Yo creo que eso no es libertad de prensa. Desde el gobierno de Andrés Pastrana venimos haciendo unas propuestas de democratizar la información, lo ensayaron en Ecuador en tiempos del presidente Rafael Correa: asuntos como reorganizar el espectro electromagnético, hay que llegar a una democratización mucho más radical. A Petro lo van a tumbar los medios, uno oye Caracol, uno oye RCN o lee la revista Semana, y es el envenenamiento y la deslegitimación más radical de todos los detalles del Gobierno. Creo que a él lo van a tumbar los medios. Ese es otro campo muy difícil, que Petro no ha tocado y no sé si lo vaya a tocar algún día.

Lo noto más pesimista que nunca…

Es que el problema es gigantesco: cambiar este país que ha avanzado tanto en injusticia, en violencia, en corrupción es bien difícil.

MI ÚNICO ENCUENTRO CON CARLOS CASTAÑO

Nota: esta breve crónica de mi encuentro con Carlos Castaño la escribí pensando en comenzar mi idea de se escritor y cronista del conflicto....