miércoles, 10 de abril de 2019

EL CAPITAN DESQUITE. TRATANDO DE ENTENDER (96)


William Ángel Aranguren, el Capitán Desquite


El Capitán Desquite



José William Ángel Aranguren nació el 5 de mayo de 1936 en el municipio de Rovira en un hogar campesino; en 1950 su padre y hermano mayor fueron asesinados en esta población por el alcalde, asociado con algunas autoridades y no le quedó otra opción que huir con su mamá y hermanas. De este modo conoció la llamada “violencia política”, cuando apenas tenía 14 años. Algún tiempo después regresó para sacar adelante la finquita que perteneció a sus padres, pero las condiciones propias de la región lo obligaron a desplazarse de nuevo; sobre esta etapa de su vida dijo: “Empuñé las armas a causa del asesinato de mis padres, el despojo de los bienes y la persecución que contra toda la familia Aranguren se desató en todo el municipio de Rovira”. Terminó de prestar servicio militar en 1956 y organizó una pequeña cuadrilla; con el ánimo de conseguir armas y uniformes, asaltaron al pagador de la Compañía Colombiana de Tabaco en El Guamo, pero fue detenido y condenado a 23 años de prisión. En mayo de 1957, se fugó de la Penitenciaría Central de la Picota; en su desespero recorrió algunos pueblos azotados por la nueva etapa de persecución política que se desató durante el gobierno militar y que se prolongó hasta los primeros años del Frente Nacional, conversó con exguerrilleros amnistiados y desilusionados, y empezó a organizar una cuadrilla.



Su grupo se inició con un pequeño destacamento de hombres y mujeres estimulados por las ideas de la Revolución Cubana, por la influencia de los viejos guerrilleros del sur del Tolima y de los Llanos Orientales. En 1960 pudo conversar con el veterano guerrillero Roberto González Prieto, más conocido como Pedro Brincos, quien había padecido la violencia en su pueblo, Líbano, y regiones vecinas. Éste era un curtido combatiente, muy culto, estudioso del proceso de la guerrilla de los Llanos Orientales y admirador de la Revolución Cubana; en pocos días lo preparó sobre la estructura guerrillera y sobre tácticas de guerra. Para conformar, estructurar y preparar la cuadrilla utilizó su propio manual, posiblemente obsequiado por Pedro Brincos, donde se planteaba lo siguiente:



“Sobre reglamento disciplinario. Respetar la vida, bienes y honra de las personas, mientras éstas no se hayan declarado enemigas o se les haya comprobado cualquier acto contra la guerrilla […]. Sobre los deberes. A ser ascendido por su valor, abnegación y capacidad. A recibir instrucción militar, política e intelectual. A que se le escuchen sus opiniones. A criticar en forma constructiva y fraternal a sus compañeros y superiores […]. Las sanciones. Llamada al orden, desarme temporal, expulsión y fusilamiento”.



Las anteriores son las principales reglas que se observaban por el grupo guerrillero, que tuvo su fase de consolidación entre 1961 y 1962. En esta etapa inició su militancia la curtida combatiente Rosalba Velásquez, amante del Capitán Desquite, inmortalizada por Alirio Vélez Machado, en su novela histórica “Sargento Matacho. La vida de Rosalba Velásquez de Ruiz, exguerrillera libanense”. Sus compañeros la recuerdan porque enfrentaba las fuerzas del gobierno con un fusil en las manos y un bebé de nueve meses terciado en la espalda.



Las guerrillas del norte del Tolima



Hacia 1960 había vacío de poder en los municipios de Líbano, Armero, Herveo y Fresno; las autoridades civiles y de Policía estaban desacreditadas porque introdujeron la “chusma” y los “pájaros”, grupos de bandoleros que asaltaban las fincas y creaban un clima de zozobra para que los campesinos se asustaran y vendieran el café, ganado o propiedades, a bajo costo. Los beneficiados eran los gamonales, esa mezcla de campesino rico con político local.



Para enfrentar el negocio de la violencia y llenar el vacío de poder, llegaron los guerrilleros. En 1962 había tres grupos operando en la región: Jacinto Cruz Usma, más conocido como Sangrenegra, quien tenía 72 combatientes; el Capitán Desquite, con 65 y Pedro Brincos, con una pequeña cuadrilla que no superaba los 30 guerrilleros. Todos estaban bien armados, pues tenían subametralladoras, carabinas, granadas y revólveres, además de escopetas y peinillas. Hasta este año los tres grupos realizaban operaciones conjuntas y sus jefes y cuadrillas tenían reconocimiento social, entraban a los pueblos de influencia como Pedro por su casa y hacían reuniones con jefes políticos y hacendados. Por ejemplo, el 7 de abril asestaron un duro golpe a tropas del Ejército, en una acción con fuerzas combinadas: con más de 120 hombres bajo el mando de Desquite asaltaron un convoy militar en el sitio El Taburete, dieron muerte a 12 soldados y dos civiles y les quitaron las armas.



Como Pedro Brincos era curtido en el combate y tenía proyección política trató de unir los tres grupos bajo la misma ideología de izquierda; en esta dirección se reunió con Desquite el 23 de octubre de 1962, pero no hubo acuerdo porque este comandante estaba militando en el Movimiento Revolucionario Liberal que lideraba Alfonso López Michelsen (Gonzalo Sánchez y Donny Meertens. Bandoleros, gamonales y campesinos. El caso de la violencia en Colombia. Bogotá, 2006).



La masacre de La Italia



El Capitán Desquite era el más influyente jefe rebelde del norte del Tolima, se le reconocía como guerrillero y manejaba los contactos con hacendados y políticos; pero estaba cansado de la guerra. Así, el 20 de agosto de 1962 se firmó un acta entre Desquite y personas prestantes del Líbano por medio de la cual el jefe rebelde se comprometía a entrar en conversaciones con el Comando del Ejército para alcanzar la amnistía y trabajar honradamente. Para mayor seguridad se le notificó al Presidente de la República. Pero el Gobierno y el Ejército no querían la entrega del insurgente sino su muerte, para sentar un fuerte precedente y acabar definitivamente con el bandolerismo, aunque la guerra se prolongara. Buscando alcanzar el objetivo le dieron plenos poderes al coronel José Joaquín Matallana, para que realizara la “pacificación”; éste se rodeó de oficiales de confianza, controlaron a los finqueros ricos y a los políticos que apoyaban a los guerrilleros y castigaron a los campesinos que les colaboraban. De este modo el Capitán Desquite y sus hombres fueron cercados por hambre y tuvieron que moverse hacia otras regiones, donde no tenían auxiliadores.



Así se explica por qué Desquite se fue a buscar recursos económicos a una zona de tradición política conservadora y escogió a Marquetalia, en el departamento de Caldas, una población reconocida por el sectarismo donde hubo intensa persecución contra los liberales. Con antelación preparó el asalto, esperó que llegaran los carros con trabajadores de Obras Públicas del Departamento que iban a Victoria y La Dorada, así como comerciantes que se dirigían a Honda para consignar el dinero del día anterior y fue asesinando a las personas pertenecientes al Partido Conservador, de una manera brutal: un garrotazo en la cabeza y luego con una peinilla le cortaban el cuello. La cuadrilla recogió una cuantiosa suma de dinero, entre 50 mil y 70 mil pesos, que sirvió para sobrevivir durante algún tiempo. De este modo el Capitán Desquite enviaba un mensaje al Gobierno nacional que no le permitió incorporarse a la vida civil.



El cerco militar en Neira



Después de esta masacre Desquite y su cuadrilla se refugiaron en el cerro de Lumbí pero el Ejército los bombardeó durante más de ocho días; usaron lanzallamas y el tenebroso Napalm. Sin embargo no pudieron exterminarlos porque recibieron el apoyo de los campesinos, quienes estaban cansados por la presión y acoso de los militares. El Ejército se dedicó a desprestigiarlos y los relacionó con los chusmeros y bandoleros, desató una intensa campaña cívica entre los campesinos con el fin de quitarles base social y extremó las medidas para aislarlos: estricto control sobre los víveres que salían de los pueblos y el uso de salvoconductos para transitar por el campo.

El siguiente paso fue la despiadada cacería en el norte del Tolima contra todos los llamados bandoleros. En la Granja Experimental de Armero se había instalado el Batallón Colombia, bajo la dirección del coronel José Joaquín Matallana, quien se había preparado en Estados Unidos. De esta base militar salió la estrategia de tierra arrasada en dos direcciones: contra todos los grupos guerrilleros en primer lugar y “contra los campesinos acusados de colaborar con el enemigo, ofreciéndole refugio y comida”. La intensa campaña de detención preventiva estaba orientada a colaboradores y auxiliadores. La prensa se sumó a esta acción sicológica del ejército señalando a los bandoleros de colaboradores del movimiento comunista.


En este complicado clima el Capitán Desquite dividió su cuadrilla en pequeños grupos para pasar inadvertido, y se movió con relativa rapidez siguiendo la ruta Líbano, Villahermosa, Casabianca y Herveo, pero le hirieron en una refriega, aunque no de gravedad, y ante el acoso no le quedó otra salida que cruzar el Páramo del Ruiz, para caer sobre Neira y Manizales y buscar un médico. Sin embargo fuerzas combinadas de Ejército y Policía, apoyadas con helicópteros, lo estaban esperando; para ello ejercieron control sobre las haciendas ganaderas de la zona (Mangabonita, La Siria, Los Sauces, Los Ángeles, La Rocallosa, Guacaica, Rioblanco y Hoyofrío) y establecieron una especie de centro de operaciones en la hacienda San Narciso.



Los campesinos trasladaron a Desquite por el camino que sigue la ruta Hoyofrío, El Descanso, Alto del Guamo y Manizales; aquí lo llevaron a la casa del patrón, quien buscó un médico de la ciudad para que se encargara del herido. A los pocos días los mismos campesinos llevaron a Desquite por otra vía hacia los planes del municipio de Neira, de este punto partieron por entre el monte buscando el río Guacaica y la fonda de Maracas; siguieron por la región boscosa y fría de Neira, hasta El Zancudo, para dejar a Desquite en manos de su cuadrilla, y así continuar el periplo hacia el Páramo del Ruiz y el Tolima.



¿Cómo fue posible romper el cerco de la Fuerza Pública en dos ocasiones? Al respecto un agente de policía le explicó a un cronista de la prensa local que “a principios de la semana, cuando ‘Desquite’ logró evadir el cerco que le tendimos en los planes de Neira, se dirigió hacia la región de la Guacaica, zona de Maracas. Allí entre soldados y policías habíamos 900 almas acosándolo. No dejamos un abierto mayor de cien metros. Y suéñese usted que por allí se nos escapó ¡Claro que tiene que estar ayudado por el Diablo! (La Patria, febrero 9 de 1964).



Desquite sabía que ya no tenía futuro ni como guerrillero, ni como bandolero y, por lo tanto, disolvió su cuadrilla; entendía que el campesino también estaba agobiado por el hostigamiento del Ejército y de la Policía. Finalmente, fue delatado por un civil y asesinado en una finca del municipio de Venadillo, el 17 de marzo de 1964. Su cadáver fue trasladado en helicóptero a los municipios de Armero, Venadillo y Líbano, donde se había convertido en un mito, y fue exhibido para que el pueblo entendiera “como se derrumbaba el imperio de los bandoleros”.



¡Y los campesinos acudieron en masa a observar al Capitán Desquite, unos por curiosidad y otros para rendirle tributo de admiración!



tomado de WWW.EJE21.COM.CO AUTOR: ALBEIRO VALENCIA LLANO




MI ÚNICO ENCUENTRO CON CARLOS CASTAÑO

Nota: esta breve crónica de mi encuentro con Carlos Castaño la escribí pensando en comenzar mi idea de se escritor y cronista del conflicto....