60 AÑOS DEL ACUERDO DE PAZ CON LAS GUERRILLAS DE LOS LLANOS ORIENTALES
60 años del proceso de paz en Casanare tomado de elespectador.com
Monterrey surgió de la paz
Al son del zapateo llanero, en el Parque de la Paz en Monterrey, Casanare, se conmemoraron los 60 años de la paz firmada con las guerrillas de los Llanos Orientales.
A cinco horas por carretera desde Bogotá se encuentra un municipio donde en varias vallas de sus calles se lee: "Llave de la guerra, sello de la paz". Se trata de Monterrey (Casanare), un pueblo que durante cinco años, entre 1948 y 1953, vio caer muertos a muchos de sus habitantes en la violencia partidista que se desató en todo el país, pero que en septiembre de 1953 fue la sede de la firma del tratado de paz que saldó parcialmente esa confrontación y desmovilizó a las llamadas guerrillas liberales del Llano.
Cada año, la alcaldía municipal de esta tierra llanera recuerda que aquel septiembre de 1953 bajaron del monte cientos de hombres y mujeres para entregar sus armas. Este domingo se cumplieron 60 años de ese acontecimiento y, con la ayuda del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de la Alcaldía de Bogotá, se desarrolló una caminata en honor de esos excombatientes que dejaron sus armas. Un homenaje con mucha lluvia y pocos sobrevivientes que hoy coinciden en que nunca les cumplieron lo que les prometieron.
En ese momento, esa dejación de armas permitió también que se fundara el municipio. De tal manera que la celebración del pasado domingo fue por partida doble. El himno municipal, entonado por los niños con amplias sonrisas, en buena medida resume sus expectativas de ayer y de hoy: “Hoy el presente se vive con optimismo pensando siempre en un futuro mejor”. El padre Alberto Franco, Secretario ejecutivo de la Comisión de Justicia y Paz, lo ratificó en sus palabras: “La paz y la justicia siempre han estado unidos y hace 60 años lo vivieron aquellos que anhelaron construir la paz con justicia social”.
En medio de música llanera, los regimontunos (oriundos de Monterrey), el director del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación Camilo González Posso recordó que aquel septiembre de 1953 fue un acto extraordinario. Los jefes de las principales columnas guerrilleras, encabezadas por el comandante Guadalupe Salcedo, llegaron a hablar con el general Alfredo Duarte Blum y le entregaron sus armas. En los 15 días siguientes se registraron 11 desmovilizaciones más con la entrega de 9.500 armas. “De las montañas bajaron miles de guerrilleros que solo pidieron salud, escuela, trabajo y libertad”.
Los pocos excombatientes que asistieron a la conmemoración pues la mayoría ya no viven, recordaron que de ese acuerdo de paz de 1953 sólo quedan los recuerdos que se reviven en cada septiembre. Es más, afirmó uno de los viejos llaneros, “este año nos enteramos por una emisora. Ni tarjeta de invitación nos llegó”. Por eso, el padre Alberto Franco hizo una necesaria reflexión: “Hace casi 70 años, ustedes tomaron una decisión: dijeron no más y enfrentaron la realidad de una guerra que terminó con la muer
te de muchos llaneros. Después de varios años adoptaron otra decisión, la de firmar la paz”.
Olmedo Parra es uno de esos excombatientes, además fundador de Monterrey. Él coincide en que los tienen en el olvido. “Nadie nos ve como tienen que vernos”, reclamó enérgicamente. Y luego recordó que ninguna autoridad estuvo nunca pendiente de ellos, a pesar de que en su momento fueron ejemplo de paz y de tranquilidad. Por el contrario, como se le oyó decir a muchos 'regiomontunos', con el tiempo los que llegaron a mandar fueron las Autodefensas Campesinas de Casanare (Acc), con Martín Llanos a la cabeza.
A manera de contentillo, el actual alcalde, Eduardo Ballesteros, durante su discurso afirmó que los viejos combatientes de las guerrillas del Llano si representan un ejemplo para las nuevas generaciones en Colombia y, particularmente, para las negociaciones que actualmente se adelantan en La Habana (Cuba). Antes de entregarles una medalla de condecoración a cada uno de los excombatientes o a sus familias, concluyó el homenaje diciendo: “el mensaje que quiero que se lleven de Monterrey es que esta es una zona de paz".
*Este viaje fue posible por la invitación del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación